Domingo 8 de marzo de 2020, p. 26
De ocho de la mañana a seis de la tarde, con una hora para comer, es la jornada diaria de Marisol Muñoz que la hace pender de una canastilla desde lo alto de algún edificio o puente vehicular en construcción.
Me dedico a unir vigas, piezas metálicas que pueden llegar a pesar toneladas
; cuando se quedó sola con una hija decidió abrirse camino en un oficio ocupado casi sólo por hombres y en el que ellas aparecen como ayudantes.
Con estudios de secundaria sus alternativas eran escasas, pero el bajo salario que recibía en una fábrica de papel –apenas 700 pesos semanales– la impulsó a trabajar en la limpieza de las obras de construcción. Es muy pesado porque tienes que juntar todos los escombros que van dejando los albañiles, pero lo peor es bajar los pisos con los botes llenos
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Cuando una mujer llega a la obra los hombres compiten a ver quién se la gana y opté por salirme y pedir trabajo a los herreros
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Tampoco fue fácil, no cualquiera te da oportunidad de soldar, te ponen como ayudante y haces tareas como levantar cables, regular las máquinas y recoger pedacería
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Cuando llegó con su máscara y herramientas a su primer trabajo cuenta que no faltó quien expresara: Qué bueno que ya contrataron a la de limpieza
; y ella contestó: perdón, pero yo vengo a soldar
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Desde ese día han pasado tres años y participó en la edificación de la Torre Chapultepec, por lo que ya disputa cualquier proyecto.