Chilpancingo, Gro., Las remesas que hacen trabajadores oriundos de Guerrero desde Estados Unidos han disminuido considerablemente y las pocas que llegan son utilizadas por las familias para escapar de sus pueblos por la violencia que impera en la región de la Tierra Caliente, afirmó el alcalde de Zirándaro, Gregorio Portilla Mendoza, por lo que instó al gobierno federal a buscar alternativas para involucrar a los paisanos a fin de que su dinero se invierta en el desarrollo económico de esa zona.

El alcalde morenista señaló que el optimismo del gobierno federal sobre el monto de las remesas provenientes de trabajadores en el extranjero, las cuales alcanzaron 2 mil 582 millones de dólares recientemente, contrasta con lo que sucede en Zirándaro, Coyuca de Catalán y Ciudad Altamirano, municipios mermados económicamente por la inseguridad.

Aseguró que algunas familias se han ido a Querétaro, a la capital del país o Michoacán. La gente ya no manda sus divisas a nuestros pueblos, lo que merma de forma alarmante la economía local.

Entrevistado en Chilpancingo, después de acudir a una reunión de alcaldes con el gobernador Héctor Astudillo Flores, el edil dijo que más de 90 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 20 años de edad de esos municipios huyeron de la violencia para mantener a sus familias y ahora tenemos una dependencia extrema de las remesas.

Destacó además que en los municipios calentanos se vive una especie de asfixia o bloqueo económico. Sólo en Zirándaro, uno de los más chicos en población, hasta hace unos meses recibíamos más de 12 millones de pesos mensuales por remesas; pero desde noviembre pasado no llegamos ni a un millón.

Insistió en que las divisas no son una inversión productiva, porque no se aplican para el desarrollo económico de la Tierra Caliente.

Recordó que antes Ciudad Altamirano era el centro comercial de la Tierra Caliente, pero de un tiempo hacia acá los calentanos optaron por surtir su despensa en Huetamo, Michoacán, a donde también dejaron de ir por la inseguridad. Yo, por ejemplo, para ir a Chilpancingo, tengo que tomar otra ruta en la que hago 11 horas.

Mencionó además que tras la firma de un convenio con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para proteger a los campesinos mientras recogen cosechas y cuidan su ganado (los cultivos de unas 40 comunidades quedaron abandonados por ataques del crimen organizado), el gobierno estatal aportó recursos para la compra de combustible, maquinaria pesada y camiones.

Denunció que hace unas semanas en el poblado de San Rafael la delincuencia organizada prendió fuego al cerro y se quemaron unas 300 hectáreas de maíz de un total de 600. Ahí se cosechan unas mil 600 toneladas, aparte del forraje. Cientos de animales murieron. A la fecha, recordó, hay más de 3 mil desplazados por violencia.