Consenso sí, cuotas no
e ha iniciado el proceso para elegir a cuatro consejeros del INE. Un solo partido casi tiene los votos suficientes pa-ra imponerse, lo que crea la ten-tación de elegir consejeros incondicionales para nivelar. Yo no creo que sea el camino porque convertiría al Consejo Electoral en instrumento partidista y en un campo de reyertas. Desprestigiaría al gobierno y al sistema comicial.
He estado siempre en favor del consenso y el proceso democrático y me he opuesto al sistema de cuotas que ha echado a perder al INE. Déjenme darles mi propia experiencia como argumento: en 1994 fui electo por consenso como consejero ciudadano del entonces IFE. Se eligieron ciudadanos que no tuvieran compromiso con ninguno de los partidos para que pudieran ser independientes e imparciales. El proceso de consenso no fue fácil, pero se impuso el sentido común.
Se barajaron decenas, quizás un centenar de nombres. Después de meses de negociaciones a José Francisco Ruiz Massieu se le ocurrió una mano de barajas que resultó aceptable para todos: Fernando Zertuche, Miguel Ángel Granados Chapa, Santiago Creel, José Woldenberg, Ricardo Pozas Horcasitas y el que esto recuerda. Nadie impuso cuotas y nadie dio consignas a los consejeros.
La experiencia fue buena porque se sintió que había un verdadero consejo independiente, demostramos nuestra autonomía en todo momento y, además, hubo auténticos debates y votaciones reñidas. Ninguno de los votos era previsible. Nos llevamos muy bien y la experiencia culminó con la reforma electoral de 1996, el país entró en un periodo de paz y las instituciones electorales obtuvieron un amplio reconocimien-to público.
A diferencia del terrible 1994 (levantamiento en Chiapas, asesinato de Luis Donaldo Colosio, fuga de capitales y el peligro de un choque de las fuerzas políticas), hoy existen condiciones magníficas para un consenso. Hay numerosos ciudadanos y ciudadanas que se han destacado por participar en la lucha democrática pero además, tienen imparcialidad y prestigio. No será difícil llegar a un acuerdo y el gobierno es lo suficientemente fuerte para hacer fluido el proceso. La alternativa sería imponer a consejeros de su línea. La oportunidad para demostrar que se están haciendo distintas las cosas se habría perdido y todos, empezando por el INE, seríamos los perjudicados.
Colaboró Meredith González A.