l juicio político de Donald Trump es relevante por diversas razones, visto desde acá. No es sólo un asunto interno de Estados Unidos, sino tiene que ver con el entorno general, con las condiciones políticas y sociales que hoy rigen en el mundo y con el sentido mismo de lo que es una nación, un Estado, un sistema político, un gobierno y el ejercicio del poder frente a los derechos de los ciudadanos.
El poder de Estados Unidos es determinante en el ámbito global. Lo es en términos políticos, militares, económicos e ideológicos. Para nosotros, en México, ha sido históricamente un factor de gran significado para definir la identidad y organizar al país, y sigue siéndolo hoy mismo. Las evidencias son claras. Sabemos a qué se refieren y lo extenso de su alcance.
Aquél es un país del que hablamos mucho; en general nos gusta poco, aunque es, en muchos sentidos, una especie de potente imán. Es una presencia continua, muy diversa y manifiesta. Pero lo conocemos poco. Lo estudiamos poco y lo que se hace apenas se difunde. No hay una estrategia, una política consistente de Estado para administrar la relación tan relevante.
Como ningún otro país de América Latina, nuestra relación abarca a millones de mexicanos que se han asentado ahí permanentemente y otros que quieren irse. La población y el territorio que comparten en la frontera son enormes. Aun así, no advertimos la complejidad de su estructura interna y cómo aprovecharla. Tampoco la magnitud y entramado de su influencia externa para acomodarnos mejor. Acomodos hay, y de distinto tipo.
Está muy cerca. En ocasiones, demasiadas tal vez, usamos etiquetas ya trilladas para describir lo que ahí se hace y analizar cómo extiende su influencia. Ocasiones no faltan para eso, precisamente por el enorme poder que despliega desde el río Bravo hasta la Patagonia, en este continente que sigue tratando como su coto privilegiado de influencia.
Con respecto al juicio de destitución ( impeachment) que ocurre ahora en el Congreso en Washington, pueden hacerse algunas observaciones iniciales. Una tiene que ver con la relación entre los ciudadanos y sus representantes en el Poder Legislativo.
A la par, hay una constante referencia a la Constitución y los debates entre los llamados padres fundadores y cómo interpretarlos. En este sentido destaca la relevancia de la primera enmienda, que tiene que ver con libertad de expresión. Ésta no es una cuestión superflua y en nuestro caso parece muy lejana, pues aquí la Constitución cambia sus referentes con facilidad, frecuencia y conveniencia. Las leyes se aplican con gran discrecionalidad (ahí está el caso actual del profesor Sergio Aguayo).
Este asunto tiene que ver con el sentido mismo de lo que representa ser una nación y las formas de su cohesión. Al respecto cabe destacar la edición de la revista The Atlantic de diciembre de 2019 (el primer número se publicó a finales de 1857).
El número está armado a partir de la consideración de los desafíos que enfrenta ese país. Destaca el editor: las fallas estructurales del sistema democrático que permitieron la llegada a la presidencia de un hombre como Trump; las pugnas tribales en la política, los niveles patológicos de la desigualdad, la turbulencia tecnológica y demográfica y la persistencia tenaz del racismo. Y se pregunta si la gente ha perdido la noción de quiénes son y cuál es el propósito que se comparte. Vaya, cuestiona si el experimento estadunidense se está eclipsando.
El presidente puede salir inocente en la sentencia del juicio, aunque sea tan manipulado por los senadores republicanos que impidieron la comparecencia de testigos. Pero no saldrá airoso.
La gente ha presenciado los debates acusatorios en la Cámara de Representantes y el juicio en el Senado. Ha visto a sus legisladores en acción y a los abogados del presidente defender a su cliente. La prensa, según sus preferencias políticas y desde sus trincheras, ha seguido y presentado los debates. Eso, en sí mismo, es relevante en términos de la ciudadanía que ha visto a los tres poderes conjuntamente en el juicio, encabezado por el presidente de la Suprema Corte.
Muchos dicen que los demócratas fallaron en su intento por destituir a Trump. En términos estrictos así es, pero abrieron las persianas de los abusos de poder apelando a la ley, al debate de las ideas, el significado mismo de la destitución de un presidente.
Hay una enorme distancia entre lo que se pudo ver y oír en todo el mundo de cómo debatir políticamente en una sociedad. Trump tendrá material para mofarse en la campaña electoral que está por abrirse, pero finalmente tendrá que someterse a las urnas después del caso de destitución al que fue sometido.
No magnifico lo que ha ocurrido en el juicio en el Congreso estadunidense. Sólo intento colocarlo en un horizonte amplio de lo que debemos reforzar constantemente y que es la relación de los ciudadanos con quienes legislan, procuran la justicia y conducen las funciones ejecutivas de un país.