La titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, ordenó la desaparición de la Oficina Especial para el Caso Iguala e instruyó a la dirección general de la Primera Visitaduría encabezar los trabajos sobre las pesquisas de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en un acto que fue bien recibido por los representantes de las víctimas.

En un comunicado, el organismo recordó que la ombudsperson había anunciado que el contenido de la recomendación 15VG/2018 –elaborada durante la gestión de Luis Raúl González Pérez– sería analizado junto con los familiares de los 43 normalistas, para valorar los alcances de la misma y encontrar la forma de avanzar hacia una conclusión de las investigaciones.

De acuerdo con el boletín de la CNDH, Piedra Ibarra instruyó a la Coordinación General de Seguimiento de Recomendaciones y Asuntos Jurídicos completar el seguimiento de la citada recomendación, y dio a José Martínez Cruz, director general de la Primera Visitaduría, la encomienda de acompañar a los padres y familias de los normalistas desaparecidos en esta nueva etapa.

Consultado sobre dicho anuncio –que ocurrió apenas un día después de que los padres de los 43 le solicitaran a la CNDH que revisara algunos aspectos de la recomendación 15VG/2018, por no tener sustento científico o probatorio–, Vidulfo Rosales, representante legal de los normalistas, señaló que los familiares de los estudiantes no pidieron la desaparición de la Oficina Especial, pero tampoco ven la medida con malos ojos.

Lo que pusimos sobre la mesa es la necesidad de establecer una reunión técnica con peritos, abogados y expertos, para que se pueda hacer una revisión de los puntos de la recomendación que no tienen sustento científico y probatorio, porque eso mina el conocimiento de la verdad. Los movimientos internos que haga la CNDH son cosa de ellos; nosotros no les pedimos que quitaran nada, señaló el litigante en entrevista.

Sin embargo, Rosales consideró que la desaparición de la Oficina Especial del caso Ayotzinapa es un movimiento que puede generar condiciones distintas en la relación entre la CNDH y los padres de los estudiantes, pues dicho departamento ayudó muy poco al conocimiento de la verdad y se convirtió en un espacio donde se mantenía con vida la llamada verdad histórica.

Ahí hay personajes, como el encargado (de la Oficina, José Trinidad Larrieta), que hicieron un uso político y mediático de la información y eso es jugar con el dolor de los padres, enfatizó Rosales.