Lunes 27 de enero de 2020, p. 32
En la inspección de fosas comunes, pero también en las morgues de las instituciones de justicia, los peritos, antropólogos, médicos y otros trabajadores forenses suelen laborar sin tener los equipos elementales de bioseguridad, lo cual se suma a una serie de actitudes negligentes por parte de algunos servidores públicos que se han acostumbrado a no utilizar dichas medidas.
El doctor Abimelec Morales, perito e integrante de la Asociación de Ayuda a Víctimas y Grupos Vulnerables Tlamalhuiliztli, afirmó lo anterior; además, señaló que dicho escenario pone en serio riesgo a quienes se dedican al manejo y análisis de cadáveres en México, y lamentó que el actual gobierno no esté cumpliendo su promesa de que no haya techo presupuestal para apoyar esas labores.
En entrevista con La Jornada, el experto –quien coordinó la intervención pericial en las fosas de Tetelcingo y Jojutla, en Morelos– explicó que aunque en la década pasada han mejorado las medidas de seguridad con que trabajan los peritos forenses, a la fecha sigue habiendo carencias importantes que ponen en peligro a quienes manipulan cadáveres para estudiarlos.
Definitivamente, sigue habiendo carencias en la entrega de material de seguridad (por parte de las instituciones hacia sus trabajadores), y no sólo a los peritos de campo, sino a todo el personal que participa en el análisis de una escena de crimen o en un servicio médico forense
, indicó.
A pesar de que muchos escenarios donde se encuentran cuerpos de personas sin vida son focos de infección severos y de alto nivel
, porque muchas veces se encuentran en estado de putrefacción o están cubiertos de tierra, aguas negras o gases peligrosos, no siempre los médicos o peritos tienen el equipo de protección suficiente.
El equipo básico de quienes hacen estas labores debería consistir en traje de bioseguridad, botas, guantes de nitrilo reforzado o anticorte, lentes especiales y mascarillas de carbón activado, pero muchos peritos y técnicos sólo tienen a la mano guantes de látex y cubrebocas de tela, circunstancia que los expone a enfermedades graves, como meningitis o encefalitis, entre otras, explicó Morales.
Se suma que muchos trabajadores forenses –por negligencia o falta de conocimientos– se han acostumbrado a laborar sin medidas de resguardo y no usan los implementos de protección, aunque algunas instituciones se los proporcionen; esto los pone en riesgo y también a sus familias. Señaló que los servicios médicos forenses deberían tener el mismo nivel de higiene exhaustiva que un quirófano y lamentó que la actual administración falte a la promesa de que no haya techo presupuestal para labores de identificación de cadáveres.