Durante 25 años, don Arnulfo guardó el arma como un recuerdo de su padre, pero ayer por la mañana salió de su casa decidido a deshacerse de ella. Tres mil pesos recibió por ella y la tranquilidad de que no será un riesgo para nadie.

Lo ocurrido en Torreón me motivó a hacerlo; tengo hijos y nietos ya grandes, pero no vaya a ser el Diablo, comentó en el atrio de la Basílica de Guadalupe, donde el gobierno capitalino instaló ayer el módulo donde arrancó la edición 2020 del programa Sí al desarme, sí a la paz.

Asegura que no sabe de armas ni cuánto cuestan. Era una herencia de mi padre. Tiene 25 años de muerto y él la tuvo durante mucho tiempo. Era un recuerdo para mí; la tenía guardada sin balas, pero vale más no tener un riesgo, expresa, al señalar que la remuneración tampoco le viene mal para hacer algún gasto.

Otro caso es el del señor Antonio, quien procedente de la colonia Industrial fue uno de los primeros en llegar la módulo. Mi hermano murió hace un año y entre las cosas que dejó estaban las armas. A mí nunca me dio seguridad tenerlas en casa. Ya ve cuántas desgracias han pasado, refiere.

Con 68 años de edad, comenta que nunca ha sido un hombre de armas, ni sabe manejarlas, por lo que aprovechó la oportunidad de deshacerse de ellas. Entregué una de diábolos y una de aire, seguro no matan, pero sí hacen daño. Eso sí, dejé muchas balas 380, según me dijeron, comentó.

En el comienzo del programa, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, precisó que el propósito es retirar 4 mil 500 armas de los hogares en la ciudad este año.