Tengo la costumbre, incluso cuando compongo música instrumental, de mantener siempre la visión de conjunto.

Esa frase pronunciada por Ludwig van Beethoven (Bonn, 16 de diciembre de 1770-Viena, 26 de marzo de 1827) guiará todas las escuchas que disfrutaremos en los siguientes 12 meses.

Estamos ya de lleno en BTHVN 2020, la gran celebración mundial.

Hace tres semanas y tres días se cumplió el 249 aniversario de su nacimiento. Dentro de 11 meses y 12 días se conmemorará el sesquibicentenario de uno de los compositores (con Mozart y Bach y Vivaldi) más populares de la historia.

En México, la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam) ya ha anunciado la interpretación de sus nueve sinfonías a lo largo del año aparejadas con obras inspiradas en esas sinfonías a igual número de compositores jóvenesmexicanos.

A esa gran celebración secunda la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México con una versión monumental de la Novena de Beethoven el 2 de febrero a entrada libre en la Arena Ciudad de México.

La Orquesta Sinfónica Nacional brilla por su ausencia, adormilada.

El planeta entero girará al compás de Beethoven.

El Disquero comenzó el festejo hace un buen y cada vez que sale una nueva grabación beethoveniana. Las reseñas más recientes son la de Nikolaus Harnoncourt con las sinfonías 4 y 5, y la de Jaap van Zweden , con las sinfonías 5 y 7.

La grabación de Nikolaus Harnoncourt puso la vara tan alta que difícilmente algún otro director logre rebasar, pues ese músico austriaco fue uno de los últimos pensadores sobre el podio y en consecuencia sus grabaciones resultan joyas de embeleso, inteligencia y furor, mucho furor.

La autoridad moral, técnica y de sapiencia del músico austriaco en el tema Beethoven incluye su conocimiento de la cocina de las grabaciones más legendarias de Beethoven: como músico de fila, conoció todos los trucos, en especial los de Karajan, que los directores más afamados imprimieron en sus placas de acetato.

Y es que hablamos de uno de los autores, Beethoven, cuyas partituras gozan de mayor presencia en los estudios de grabación.

La disquera alemana Deutsche Grammophon se asoció con Decca para lanzar, hace apenas cuatro meses, The New Complete Edition, con el opus total del sordo de Bonn: 118 discos compactos divididos en nueve géneros, además de dos devedés y tres blu-ray audio, todo en una bonita caja de edición limitada y numerada.

Los devedés contienen grabaciones de la ópera Fidelio (dirigida por Bernstein) y las sinfonías 4 y 7 dirigidas por Carlos Kleiber (director al que volveremos párrafos más adelante).

Los tres discos con sonido blu-ray traen los ciclos de sinfonías (dirigidas por Karajan), todas las sonatas para piano (con Wilhelm Kempff) y todos los cuartetos para cuerdas (con el Amadeus Quartet).

Por supuesto que no compraremos esa monada. Para eso tenemos Spotify, Deezer, Apple Music y un titipuchal de aplicaciones donde está toda la música que a nadie le alcanzaría la vida para escuchar.

Esa es la edición más completa de la obra de Beethoven en la historia, realizada en colaboración con la Beethoven-Haus Bonn y la única autorizada por la Beethoven 2020 Foundation, ora sí que la versión oficial, como una oferta como una promoción.

Ah, incluye un extra de 150 horas de nuevas grabaciones que incluyen estrenos mundiales grabados especialmente para esta edición por Lang Lang, pianista y Daniel Hope, violinista.

También en agosto pasado editaron Beethoven Rarities, un discazo con estrenos mundiales: fragmentos casi desconocidos y arreglos para piano y cuarteto de cuerdas, además del estreno de obras atribuidas a Beethoven.

El Disquero, en contraparte, inicia el Año Beethoven con tres recomendaciones tres, de discos que sí se consiguen con facilidad: la insuperable, la visión y genio del director alemán Wilhelm Furtwängler (1886-1954); la imprescindible, la asombrosa lectura del director alemán Carlos Kleiber, y la grabación más reciente, una visión nipona a cargo de Zeiji Ozawa con la Novena de Beethoven.

La frase de Beethoven con la que inicia este Disquero cobra sentido si usted se sienta a escuchar las grabaciones de Wilhelm Furtwängler, el único director en la historia que cuenta con un consenso abrumador en cuanto a Wagner, Brahms y Bruckner. Es el gran director de la visión de conjunto.

El Beethoven de Furtwängler es insuperable porque nadie salvo él ha sabido descifrar el enigma Beethoven. Mientras 99.99 por ciento de los directores de orquesta retocan con retórica a Beethoven, Furtwängler nos pone a un ser humano en su contexto completo: en primer lugar, técnicamente impoluto; enseguida, el factor emocional pero absolutamente en alemán: duro y rudo, sin lágrimas ni gimoteos.

Iridiscencia. En el tercer movimiento de la Sinfonía 7, por ejemplo, Furtwängler pinta un óleo de William Blake: ha hecho ascender la montaña a todas las secciones de la orquesta, una a una y en el momento del tutti el clímax resulta inenarrable: todas las líneas melódicas sonando en paralelo mientras los alientos metales berrean, las cuerdas rechinan, los timbales danzan sobre fuego y magma. Beethoven en todo su esplendor.

¿En qué consiste una buena interpretación de Bethoven?

En la visión de conjunto. La que citamos al principio de esta reseña no es una frase bonita de Beethoven. Es su declaración de principios, su piedra angular.

Wilhelm Furtwängler posee esa visión de conjunto a la hora de dirigir Beethoven. Por eso pasó a la historia y esa sapiencia lo hizo pasar a la historia como el máximo director de orquesta y causó una obra de teatro que el húngaro István Szabó hizo filme: Taking Sides, que el Disquero recomienda.

Recomendamos también el Beethoven de Carlos Kleiber porque su vehemencia no se explica sin la visión de conjunto. La transparencia de su sonido, el furor de sus inflexiones, la contundencia de su sonido lo convirtieron en otro de los directores míticos de la historia.

Curioso, Furtwängler hizo historia como director de la Filarmónica de Berlín, puesto que ofrecieron a Carlos Kleiber pero que declinó porque su visión de conjunto consistía en honestidad: el mundo de la música clásica tiene mucho de negocio, truco, engaño, celofán, y todo eso nada tiene que ver con Beethoven, uno de los compositores más honestos, sinceros, directos, sin engaño alguno.

La tercera recomendación del Dis-quero para iniciar el año Beethoven sedebe a su diversidad y originalidad: la Novena de Beethoven con una orquesta pequeña, japonesa, dirigida por una celebridad: Zeiji Ozawa. El resultado: honestidad.

El Disquero inició 2019 con una reseña de Beethoven: las sinfonías 5 y 7 con Jaap van Zweden, una demostración demoledora de las posibilidades sin límite de las obras de Beethoven 250 años después de su nacimiento.

El Disquero inicia ahora 2020 con Beethoven. Un autor de piel y entraña, de médula y neurona, de la región reptiliana del cerebelo, la más primitiva y donde ocurren los procesos más complicados del entendimiento y también del estallido de las emociones.

Helo aquí. Feliz Año Beethoven a todos.

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