Sábado 28 de diciembre de 2019, p. 20
Cuautitlán Izcalli, Méx., La decadencia del Santuario de agua y forestal presa de Guadalupe comenzó cuando desarrollos inmobiliarios y asentamientos irregulares canalizaron sus drenajes a los ríos de la región, sin que ninguna autoridad estatal o de los municipios vecinos hicieran cumplir las normas ambientales, aunado a las inversiones millonarias para la construcción de dos colectores de aguas negras que siguen sin operar.
El saneamiento del lago ha requerido inversiones millonarias en planes de rescate que se han extendido por más de 25 años –sin que exista rendición de cuentas–, y que contemplaron la construcción de dos colectores marginales y una planta tratadora de aguas residuales, explicó Roberto Espinosa, presidente de la organización ecologista Aquabiospera.
En 1994, la Comisión del Agua del estado de México (Caem) inició la construcción de dos colectores marginales al lago con inversión de 60 millones de pesos; su finalidad sería captar aguas domiciliarias de zonas urbanas y dirigirlas a una planta tratadora, colocada entre el lago de Guadalupe y el río Cuautitlán.
El proyecto de 2004, dijo, se inició con el colector norte de más de 9.5 kilómetros, el cual quedó concluido, pero fuera de servicio, además con el paso de los años se ha taponado. Mientras el colector sur, el cual captaría residuos de Nicolás Romero, municipio que aporta más de 90 por ciento de descargas sucias ni siquiera está terminado.
Roberto Espinoza insistió que es necesario separar descargas domiciliarias de los escurrimientos naturales y pluviales. Porque después de tantos años de descuido, el embalse está contaminado, se extinguió la mayoría de peces y las parvadas de aves migratorias provenientes de Estados Unidos y Canadá, dejaron de llegar al lago.
Recordó que la presa fue construida entre 1936 y 1943 para captar aguas pluviales, escurrimientos de manantiales y ríos de aguas cristalinas de bosques productores de agua de Villa del Carbón, Jilotzingo e Isidro Fabela. Además, debería servir como vaso regulador, fuente de irrigación y evitar inundaciones.
Sin embargo, su contaminación empezó con las descargas de aguas negras provenientes de los ríos de la zona. A la fecha, el de La Colmena desfoga en el lago de Guadalupe y recibe todas las descargas domiciliarias de Nicolás Romero.
Otra decepción, agregó, fue la construcción de la megaplanta tratadora de aguas negras, que en 2010 comenzó a construir la Caem y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con inversión mayor a 200 millones de pesos. La obra se ubicó en el punto de desfogue del lago en su conexión del río Cuautitlán, y se espera reciba descargas de los dos colectores marginales.
Pero, una vez que la megaplanta tratadora fue concluida –en el sexenio de Eruviel Ávila Villegas (2011-2017)–, la infraestructura nunca entró en operación, fue abandonada y a falta de vigilancia fue saqueada por varios años
, detalló el también ingeniero químico.
Este año, el edil de Izcalli, Ricardo Núñez (Morena) informó que en 2020 entrará en operación la megaplanta tratadora, aunque exigirá una inversión adicional de recursos públicos porque fue saqueada.
Además, con apoyo de fondos internacionales se inició la construcción de una planta potabilizadora que permitirá aprovechar los residuos para consumo en algunas colonias de Cuautitlán Izcalli, por lo que, agregó, gestiona ante la Caem la conclusión del colector sur porque es parte fundamental del plan de saneamiento de la laguna.