Martes 3 de diciembre de 2019, p. 36
El cambio en los tratamientos para un mejor control del VIH/sida se trunca por la persistente dificultad en el acceso a los servicios médicos, sobre todo para personas sin seguridad social. Este sector de la población cuenta con 139 centros de atención (Capasits), los cuales están concentrados en las ciudades. Significa que quienes viven en municipios alejados tienen que realizar viajes de hasta 12 horas, perder un día de trabajo o de escuela, además de cubrir gastos de transporte, hospedaje y alimentación, señalaron Alaín Pinzón, presidente del Grupo de Apoyo ViHve Libre, y Juan Bosco Valle, presidente de la Asociación Convihve.
Otro problema pendiente de resolverse es el de las personas que viven con VIH/sida y salen del Seguro Popular para pasar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) porque obtuvieron un trabajo formal. Transcurren 5 meses para que puedan tener su tratamiento, con lo que se rompe con la continuidad para mantener el virus bajo control, idealmente indetectable en sangre.
Pinzón comentó que existe un convenio entre las instituciones para agilizar el proceso, “pero no se sabe con qué se enfrentará la gente en las clínicas que dificultará su atención.
Valle indicó que pueden presentarse situaciones como la del pasado fin de semana en el Hospital General del IMSS en Morelia, donde las autoridades cerraron la farmacia cuatro días por inventario, lo que se suma a que las citas se programan cada 35 o 40 días, a pesar de que los tratamientos se tienen que renovar cada mes.
Carlos Adrián López, presidente de la Red por la Inclusión de la Diversidad Sexogenérica se refirió al incremento en la transmisión de VIH entre personas de 15 a 29 años de edad y la necesidad de que los programas de gobierno tomen en cuenta las nuevas formas de relacionarse de los jóvenes, así como de que cada vez más incurren en prácticas de riesgo y obtienen información por Internet muchas veces desactualizada.
Aún no se ha logrado una educación sexual integral y diversa, por lo que persiste la discriminación. Esto último es el principal obstáculo para frenar la transmisión de la epidemia, advirtió.
Llamó la atención sobre la importancia de mantener el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la prevención del VIH/sida entre los grupos de mayor riesgo como son los hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores sexuales, consumidores de drogas intravenosas y mujeres trans.
Los integrantes de las agrupaciones tienen la capacidad para llegar a los lugares de encuentro nocturno en las calles, bares y baños públicos, entre otros, donde interactúan con las poblaciones clave para llevarles mensajes y métodos de prevención.