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El magnate, cerca de enfrentar cargos por este testimonio

“Sí hubo quid pro quo por orden de Trump”, afirma embajador ante la UE

Asegura que Pompeo, Pence y más miembros del gabinete sabían del intento de soborno a Zelensky

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▲ Gordon Sondland, quien fue nombrado embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea luego de donar un millón de dólares para la toma de posesión del presidente Donald Trump, ayer al testificar ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 21 de noviembre de 2019, p. 29

Nueva York. Las declaraciones explosivas de un embajador nombrado por Donald Trump seguramente llevarán a que su jefe sea acusado formalmente por la Cámara de Representantes de cargos que ameritan su destitución. Su testimonio contradijo la defensa de la Casa Blanca cuando afirmó que hubo un quid pro quo con el gobierno de Ucrania por órdenes del presidente y con el conocimiento de casi todo el gabinete.

Gordon Sondland, el hombre que básicamente compró su puesto como embajador en la Unión Europea, en aparente premio por su donación de un millón de dólares para la toma de posesión del presidente Trump, implicó directamente al ocupante de la Casa Blanca en el intento por sobornar a un gobierno extranjero.

El esfuerzo de presionar al gobierno ucranio fue bajo la dirección expresa de Trump, afirmó Sondland, quien subrayó: seguimos las órdenes del presidente.

Indicó que fue Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump, el hombre designado por el presidente para promover su esfuerzo para dejar en claro al mandatario Volodymir Zelensky que una visita a la Casa Blanca estaba condicionada a que hiciera el anuncio oficial de una investigación que dañaría a contrincantes demócratas de Trump en la próxima elección de 2020. “¿Hubo un quid pro quo...? La respuesta es sí”.

Giuliani demandó que Ucrania hiciera una declaración pública anunciando las investigaciones sobre la elección 2016/servidor del DNC y Burisma. El señor Giuliani estaba expresando los deseos del presidente de Estados Unidos, y sabíamos que estas investigaciones eran importantes para el presidente. El hijo de Joe Biden, precandidato presidencial demócrata, estaba en la junta directiva de la empresa de gas Burisma y la referencia al DNC es que los republicanos siguen promoviendo una teoría de conspiración ampliamente descartada de que hubo asistencia ucrania para los demócratas en la eleccion estadunidense de 2016.

Agregó que suponía que el congelamiento de asistencia militar estadunidense a Kiev era parte de esta misma presión, y que posteriormente quedó abundantemente claro a todos que había un vínculo.

Sondland no sólo implicó al presidente, sino al secretario de Estado Mike Pompeo, al vicepresidente Mike Pence, al secretario de Energía Rick Perry, y el jefe del gabinete interino Mick Mulvaney. Todos estaban en el circuito. No fue secreto.

Los republicanos, visiblemente sacudidos por las declaraciones, buscaron cuestionar la credibilidad de las afirmaciones de Sondland, ya que nunca confirmó que Trump había dado órdenes expresas para el famoso quid pro quo y, por primera vez, parecieron distanciarse un poco de Giuliani. Argumentaron que no podía haber existido tal condicionamiento porque los ucranios no estaban enterados de que se había congelado la asistencia militar para ellos.

Pero poco después, en una segunda sesión ante el mismo comité, la subsecretaria asistente de Defensa Laura Cooper reveló nueva información indicando que los ucranianos sí estaban enterados, por lo menos desde el mismo día de la llamada entre Trump y Zelensky del 25 de julio –la cual detonó este proceso de impeachment– que no estaba llegando la asistencia aprobada. Eso daña el argumento de Trump y sus aliados de que nunca existió ningún condicionamiento en la relación bilateral. De hecho, ese mismo 25 de julio, la Casa Blanca argumentaba que los ucranios no se habían enterado sobre la asistencia hasta mucho después de esa llamada.

El representante demócrata Adam Schiff, quien preside del Comité de Inteligencia, respondió que sí se le entregó la asistencia militar a los ucranios pero sólo después de que el Congreso anunció que estaba investigando este asunto.

Trump, al salir de la Casa Blanca para viajar a Texas, y sin responder a preguntas de periodistas, leyó de sus apuntes con plumón (fotógrafos capturaron frases como “no quiero un quid pro quo”) afirmando: “no lo conozco muy bien (a Sondland). No he hablado mucho con él… Parece ser un buen tipo”. A principios de octubre, en un tuit, Trump elogió a su embajador como un hombre muy bueno y un gran estadunidense.

Analistas enfatizaron que las declaraciones de ayer casi garantizan que los demócratas en la cámara baja formulen los cargos que ameritan la destitución del presidente, o sea, su impeachment. Pero los republicanos, quienes controlan el Senado donde se realizaría el juicio político, aún no muestran indicios de estar dispuestos a abandonar a Trump, y por lo tanto se espera que será exonerado al final.

Aunque eso dependerá, en gran parte, de la opinión pública. A pesar de tantas declaraciones explosivas que alimentan las graves acusaciones contra Trump –y que probablemente hubieran marcado el fin de otros mandatarios–, aún no se sabe qué tanto le importa todo esto a la ciudadanía en esta era de la política como reality show.