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En AL el problema son los modelos obsoletos de administración pública

Rubén Blades se presenta esta noche en el Auditorio Nacional con Roberto Delgado Salsa Big Band

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▲ El cantautor panameño sostuvo una charla con alumnos de una secundaria del barrio de Tepito.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de noviembre de 2019, p. 6

Cuando estudiaba la primaria en su natal Panamá, Rubén Blades reprobó en tres materias: matemáticas, educación artística y música.

Eso lo contó ayer por la mañana a estudiantes de una secundaria del barrio de Tepito, en la Ciudad de México.

No obstante, 17 premios Grammy después, 35 películas como actor, cinco años como ministro de turismo de su país, colaboraciones con músicos como Lou Reed, Elvis Costello y Sting, hacen de Blades, activista político-social y referente histórico en la salsa, una voz autorizada que aconsejó a los estudiantes mexicanos que si fracasan, no se acaba la vida, porque todas las cosas que nos ocurren son lecciones.

Compartió su definición de éxito: aquel que está lleno de fracasos, desilusiones. Una vez pregunté a mi abuela que si en nuestra familia éramos pobres por las carencias que teníamos. Me contestó que no, que no lo éramos, sólo no teníamos dinero; que ser pobre era no tener espíritu. Cualquier idiota se gana la lotería. Lo material no te define, me dijo, y eso repliqué a los chicos.

Blades, artista latinoamericano con uno de los mejores discursos, se reunió también con la prensa con motivo de su presentación, esta noche, en el Auditorio Nacional.

Actuará con la agrupación de su compatriota Roberto Delgado (Salsa Big Band), con la que ganó el año pasado dos premios Grammy Latinos y uno estadunidense.

Inherente a él, su discurso político no podía faltar. Sostuvo que a más de 40 años, en Latinoamérica sigue habiendo cambios que conllevan a una convulsión.

El problema en Latinoamérica no son las ideologías, sino los modelos obsoletos de administración pública. Necesitamos un nuevo paradigma, precisó.

Sin embargo, cada vez más gente es consciente de participar de forma cívica. Todo mundo habla de derechos, pero nadie de obligaciones, como las cívicas. La corrupción no sólo es del gobierno, sino de nosotros. No puede haber cambio si no modificamos en lo personal, insistió el músico, también doctor en leyes.

“Latinoamérica –agregó– es una criatura que sigue en mutación y que continuará así quién sabe por cuánto tiempo. Cada país apelará a sus ángeles. Por eso, sigo confiando en la gente; creo que la bondad se impondrá. Confío, por ejemplo, en el pueblo de Bolivia, en que encontrará una respuesta racional.”

De Panamá a Nueva York

Recordó su primer disco, De Panamá a Nueva York (1970), “que nadie escuchó, por cierto, y una canción llamada Juan González, que versa sobre un guerrillero asesinado por la dictadura. En ese tiempo no iba a encontrar difusión en un continente que tenía unas 12 dictaduras militares... No olvidemos que a los políticos los ponemos nosotros con voto directo o con el que nos compraron o con el de la ausencia”.

Respecto de la música, aseveró que hoy día existe una nueva modalidad en la industria. “Antes estabas obligado a firmar con las disqueras con sus condiciones. Era: lo tomabas o lo dejabas. Yo tengo 15 años de ser músico independiente. Por eso, creo que la actualidad es el mejor momento para el artista. El único problema con los principiantes es cómo hacerse notar. En Internet hay tanta oferta que uno no sabría qué buscar. Lo que he hecho es tener mis masters. Grabo mis temas y cuando los acabe, se los dejaré a quien me dé la gana”.

Se le preguntó sobre el reguetón. Todo tiene su espacio, aseguró Blades. Me parece que ponerse de inquisidor es absurdo. Cada generación creará su propia voz. Si no les gusta, no lo escuchen. Es peligroso dar caducidad a un género. Cuando comenzó el rap en Estados Unidos se pensó que era sólo para el Bronx (en Nueva York). Fíjate ahora, dónde está. Hay música para escapar, y la hay también para enfrentar.

Este año se estrenó un documental sobre su vida y, ahora, Blades prepara un libro autobiográfico. Al respecto, comentó que en una de las conversaciones que tuvo con el Nobel colombiano Gabriel García Máquez, éste le planteó la necesidad de compartir su propia voz, para que lo que hicimos no fuera interpretado por otros.

En él se aclararán temas. Hay gente que cree que porque soy abogado vengo de una familia de dinero, y no, mi mamá apenas terminó la primaria y mi papá nunca la acabó. En la familia, yo fui el primero en graduarme. Estudié, por ejemplo, en la Universidad de Harvard, la cual pagué de mi bolsillo, de lo que ya ganaba. En vez de meterme (el dinero) por la nariz, lo que hice fue invertir en mí.

No iba a ser abogado en una dictadura

Si emigró a Estados Unidos a inicios de los años 70 fue porque mi padre tuvo problemas con la dictadura. No me fui con mi familia en ese tiempo, puesto que trabajaba en mi tesis, con presos en mi país. Terminé, la expuse, me dieron mi diploma y me fui, pues no iba a ser abogado en un país con dictadura.

Comparte que cuando llegó a Florida mi diploma no servía ni para envolver pescado. No tenía trabajo y un día llamé por teléfono al sello discográfico neoyorquino Fania All Stars. Pedí una oportunidad porque ya tenía canciones grabadas, una con Ismael Miranda. Me dijeron que no necesitaban cantantes y, casi colgando, me informaron que había un puesto en el correo de la disquera...

Agradecimiento a mucha gente

De ahí, todos conocen la historia del autor de Pedro Navajas y Tiburón.

Todas esas cosas hay que ponerlas por escrito. Dejar constancia para agradecer a mucha gente que me ayudó; sin ella no estaría aquí, expresó.

Se le preguntó sobre Donald Trump y su posible relección. En mi opinión no debe ganar, no representa al país. Aunque ya me equivoqué una vez, respondió.

Añadió que México para los panameños era lo único en lo musical. Habló sobre Lobo y Melón, Jorge Negrete, Pedro Infante, Pedro Vargas, Enrique Guzmán... Crecimos también con las películas mexicanas.

Reveló sus influencias: Ismael Rivera, un adelantado, y Cheo Feliciano, a quien cuando lo escuché pensé que así sonaría una sonrisa. Yo tenía el mismo timbre de voz que él. Copié su modelo hasta que desarrollé mi estilo.

Acerca de su trabajo actoral comentó que en la medida en que te pones viejo los roles se hacen más difíciles. Sin embargo, he tenido una vida en el cine que no sé cómo se produjo. Mientras, participa en la serie Fear the Walking Dead, que ya cumplió su sexta temporada.

Cuando estoy en la música es difícil conciliarme con el cine, puntualiza. Pero no deja de reconocer que ha sido un placer trabajar con Robert De Niro y Robert Duvall, con los que tiene gran amistad.

En la reunión con los medios, salió el tema de su disco Siembra, un clásico en el jazz latino y la salsa.

“El caso de Siembra fue curioso. Cuando nos llamaron a Willie Colón y a mí para escucharlo junto con tres de los mejores DJ de ese tiempo, uno de ellos dijo que era el peor disco de salsa que había escuchado y que representaría la muerte musical de Willie. Tenía canciones largas, temas extraños. Sin embargo, sobresalió con el apoyo del músico estadunidensde, que lo defendió hasta lo último. Apenas me recontré en la calle con uno de esos pincha discos, el cual me recordó que en ese tiempo él había comentado que era una gran producción... no lo desmentí”.

Rubén Blades con Roberto Delgado Salsa Big Band tocarán hoy a las 20:30 horas en el Auditorio Nacional.