36 años de vida clandestina
alorar los 36 años de existencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no es un asunto ideológico, sino un acto de honestidad. Este 17 de noviembre cumple 10 años de vida clandestina y 26 de haberse dado a conocer con un levantamiento que movió el tablero de un país que se rego-cijaba, como hoy, en las mieles del neoliberalismo.
No son más pobres en las demarcaciones zapatistas que antes de la insurrección, como lo difunden los conservadores. Son, en muchos sentidos, más grandes. La organización de las comunidades en rebeldía las ha dotado de un gobierno propio y de una estructura de justicia, educación, salud, medios de comunicación y cooperativas de comercio, además de un entramado que ha permitido, entre otros logros, que las mujeres mayas se desarrollen en múltiples disciplinas, se encuentren, se rebelen y luchen por sus espacios.
Los y las indígenas de los pueblos fundadores del EZLN que en 1983 tenían entre 15 y 20 años, deben rebasar ahora los 50 o 60 años de edad, mínimo. Los niños de 1994 son jóvenes de entre 25 y 35 años, la mayoría casados y con hijos. Pero los que ahora se ven en las imágenes de los eventos públicos deben haber nacido después de 2000. Son ellos y ellas los que ahora conforman sus estructuras de salud y educación, las promotoras que se ven con batas blancas y tapabocas; las que protagonizan bailes, obras de teatro y núme-ros musicales.
Nuevos caracoles o centros de resistencia anunciaron los zapatistas hace tres meses. Hablaron entonces de su trabajo político organizativo, y remarcaron el trabajo de los jóvenes y de las mujeres que asumen cargos y los empapan de su creatividad, ingenio e inteligencia
. Para más allá de su discurso, la realidad zapatista se impone. Su territorio sigue siendo el más seguro para transitar en todo el país, pues a pesar de la ominosa presencia castrense y de la ofensiva de proyectos que han impulsado absolutamente todos los gobiernos federales y estatales, su organización les ha permitido protegerse. Y crecer.
Larga vida a la organización que dio vida hace 36 años. Y que no se escatime el reconocimiento. Es un asunto moral.