México aún está lejos de garantizar condiciones de empleo digno, como demanda la Organización Internacional del Trabajo (OIT), no sólo por la elevada tasa de informalidad del mercado laboral de nuestro país, sino porque tampoco hay accesos a derechos como capacitación laboral, pensión digna y transiciones protegidas, que incluyen ingreso al mercado de trabajo y por desempleo, afirmó Graciela Bensusán, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

En entrevista, tras presentar el informe de la OIT Trabajar para un futuro más prometedor, señaló que el documento, donde se establece la necesidad de que los estados fortalezcan sus mecanismos de protección de sus trabajadores y los apoyen ante la transición que impone la llamada cuarta revolución industrial, deja a nuestro país muy lejos de esa realidad.

México, sostuvo la experta, es una de las naciones de América Latina que menos gasta en capacitación. Se supuso que lo harían las empresas, pero no fue así. Según las encuestas, sólo 30 por ciento de la fuerza laboral fue capacitada, hasta una semana, en cinco años.

El informe de la OIT, explicó, señala la importancia de apoyar al trabajador en las transiciones, pero no lo protegemos en el ingreso al mercado laboral ni en el desempleo, que con frecuencia lleva a la informalidad. Tampoco tenemos pensiones dignas, por lo que estamos lejos de asegurar una protección del individuo frente a las frecuentes transiciones que se llevan a cabo.

Consideró que es necesario poner el problema del trabajo en el centro de la política macroeconómica. Debe estar centrada en cómo evitar los efectos perniciosos para la sociedad y el individuo de estas transformaciones. Un país con problemas de inseguridad, delincuencia organizada, con niños que son sicarios, o atiende esto de inmediato y seriamente con recursos, fortaleciendo las capacidades estatales, creando las instituciones adecuadas o el país no será viable.