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Aún se ven en las fiestas patronales en las alcaldías

Ferias itinerantes en el extremo: a la baja o con altos cobros por metro

Por accidente en Chapultepec, las normas son más estrictas: encargados

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▲ Iztapalapa es una de las alcaldías en donde las ferias patronales se hacen en grande, como las comparsas de Santa Martha Acatitla o Santa María Aztahuacán, que son pueblos originarios. Es ahí donde decenas de familias que viven de los juegos mecánicos y que conocen la forma de hablar de los fierros, aprovechan para llevar diversión, sobre todo a chicos, pero que ahora ven en riesgo su ocupación por las mordidas y las mayores medidas que exigen las autoridades.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 10 de noviembre de 2019, p. 26

De barrio en barrio, pueblos o colonias populares, pequeñas empresas de juegos mecánicos deambulan en las fiestas patronales o tradicionales que aún se celebran en la Ciudad de México y operan sin una norma específica que los regule como las atracciones que son, lo que ha ocasionado que estén al vaivén de los criterios que imponen las autoridades en turno de las distintas alcaldías.

Actualmente en algunas plazas o romerías hay tolerancia cero y se impide la instalación de las también conocidas como atracciones –que entre la gente es denominada como la feria– a quienes no cumplen con los requisitos que se imponen, pero en otras impera el negocio, en el que los inspectores se arreglan con los líderes de las organizaciones y llegan a cobrar hasta 7 mil pesos por metro cuadrado, mientras que las medidas de protección civil brillan por su ausencia.

Tradición que subsiste

Hay alcaldías en las que si un juego se sale de las medidas que establecieron no te dejan ponerlo, y pasan todos los días a supervisarte; pero en otras, el hacinamiento es tal que apenas dejan espacio entre un aparato y otro, sin salidas de emergencia, con cables sobre el pavimento, sin rejas de protección y con menores de edad que manejan el juego, aseguró Germán, un feriero con más de 20 años en el gremio.

Como botón de muestra, empresarios consultados dijeron que mientras en Milpa Alta se destinó un predio camino a San Pedro Atoc-pan para la realización de las fiestas tradicionales con áreas para los juegos mecánicos, los de destreza y otro para la venta de alimentos y productos, en la alcaldía Cuauhtémoc el año pasado en la romería de diciembre en Buenavista se colocaron hasta 240 atracciones mecánicas en completa anarquía.

Los encargados de estas instalaciones agregaron que los lugares se otorgan al mejor postor y no hay una verdadera preocupación por las medidas de protección civil, pues las autoridades sólo van por el dinero. Un juego infantil requiere, por lo menos, cuatro metros para su instalación, pero llegan aparatos que compiten con cualquiera de Six Flags y pagan el costo, porque cobran por cada ingreso entre 30 y 40 pesos por persona.

Regulaciones excesivas

Tras el accidente ocurrido hace unas semanas en la Feria de Chapultepec –en el que dos jóvenes perdieron la vida y dos más resultaron heridos–, la actividad en los juegos mecánicos se ha colocado en la mira de las autoridades capitalinas de Protección Civil que buscan su regulación, lo que ha llevado a que en algunas alcaldías impidan su instalación hasta no contar con lineamientos de operación.

Se trata de una situación más de cuidar la imagen política de los alcaldes, de aquí no queremos broncas, mejor no autorizamos nada, a una cuestión de garantizar la seguridad y la integridad de los usuarios, consideró Héctor Franco, otro feriero.

El empresario explicó que la norma de protección civil que actualmente se aplica los cataloga como establecimientos mercantiles y les exigen requisitos como si se tratara de parques de atracciones fijos, entre ellos el de contar con visto bueno de un corresponsable de seguridad estructural, que no pueden cumplir porque no tienen construcciones.

“Antes ibas a las alcaldías y con que ingresaras tu solicitud, hicieras el pago y presentaras los papeles relacionados con el giro, esto es seguro de daños a terceros, copia de tu planta de luz, el visto bueno del corresponsable de las instalaciones mecánicas, mapa de la instalación, entre otros, te daban el permiso.

Con el accidente en Chapultepec esa flexibilidad se acabó. Llegan, te presentan la norma técnica y te dicen: no las estás cumpliendo, no te puedes instalar, comentó.

Daños a negocios familiares

Esta situación ha afectado en particular a los pequeños negocios familiares de subsistencia que no cuentan con más de seis atracciones infantiles, hechas por constructores mexicanos o de segunda mano procedentes de Estados Unidos, que se heredan por generaciones.

Con más de tres décadas de recorrer barrios y colonias populares los fines de semana en alcaldías y municipios de la periferia, Montserrat García atiende la empresa Diversiones Monse, que fundó su papá. De aquí dependemos cuatro familias y no hay sueldo. Como nos va en el día llevamos a casa, pero siempre hemos tenido para comer.

Sus juegos, todos infantiles, tienen años de instalarlos sin problemas. Con el paso del tiempo la pintura luce desgastada, pero afirmó que son más seguros que los de cualquier parque de atracciones porque crecimos entre los fierros y sabemos cómo funcionan desde las tripas, no somos de los que oprimen un botón para prender y apagar el juego, conocemos cada pieza al derecho y al revés y si hay un desgaste se repara.

Consideró que ahora las circunstancias deben aprovecharse para poner orden y regular lo que se tenga que hacer, porque “entiendo que está de por medio la seguridad de la gente, pero que se establezcan requisitos conforme a las características de cada giro.

Que no nos vean como parques, de las ferias itinerantes dependen adultos mayores, madres solteras como yo, que vamos al día. Cobramos cinco pesos por juego y con todo lo que piden tendríamos gastos por 100 mil pesos, lo que sería el tiro de gracia para negocios como el nuestro, no podríamos costearlo.