El fracaso de WeWork
rácticamente todos los bienes y servicios que genera el ser humano se podrán negociar a través de Internet. Por ello, la renta de espacios para trabajar en grandes edificios icónicos de Nueva York, Chicago o Londres, a través de WeWork, parecía un negocio que no tenía pierde.
Sin embargo, para que funcione un proyecto no sólo se requiere una gran idea, sino una operación adecuada y que los emprendedores realicen un trabajo serio. El genio es la base, pero el desarrollo del proyecto es igual de importante y esto último es precisamente lo que falló a Adam Neumann, ex líder de WeWork, quien perdió el control de la empresa a cambio de poco más de mil millones de dólares.
Cuando se presentan en los mercados de valores proyectos novedosos ligados a las nuevas tecnologías ( startups) no se cuenta con historia, sino con expectativas desconocidas. De esta manera, cientos de empresas surgen de la nada y obtienen centenas o miles de millones de dólares por su desempeño futuro. Sin embargo, imaginar el futuro no es fácil y muchas empresas fracasan. Lo que ahora se aprecia como una mina de oro mañana puede ser desplazado por aplicaciones más avanzadas.
En el caso de la renta de oficinas compartidas, como las que ofrece WeWork en 500 ciudades, incluyendo la Ciudad de México, el valor agregado consiste en que personas o empresas con recursos limitados accedan a espacios exclusivos y a miles de contactos que se pueden realizar por medio de la aplicación. WeWork, hasta el momento, funciona, pero con altos costos, una deuda multimillonaria y pérdidas operativas.
La colocación que planeaba hacer Adam Newman fracasó, pero el proyecto tiene futuro y el grupo japonés Softbank ya tomó el control de la empresa. Ante el cambio de administración se le inyectarán miles de millones de dólares por inversionistas privados, coordinados por Softbank, y en un futuro próximo el grupo tratará de colocarla en bolsa para recuperar su dinero.
Mientras tanto, otras firmas especializadas en la renta de espacios para oficinas, como IWG, Knotel y The Office Group, ganan espacios y desarrollan un modelo semejante al de WeWork, por lo que el futuro para esta empresa es muy incierto.