Domingo 3 de noviembre de 2019, p. 29
Pese a que la cannabis ha acompañado a la humanidad durante miles de años, lo que se sabe de la planta en términos científicos y médicos es muy poco, por lo que si México quiere aprovechar de forma adecuada todas sus propiedades –especialmente las terapéuticas–, debe invertir mucho más en investigación.
Así lo afirmó la científica israelí Sari Prutchi-Sagiv, quien señaló que aunque la sustancia activa de la mariguana ha demostrado ser muy efectiva en temas como el control del dolor y otros padecimientos, tampoco es milagrosa ni sirve para curar enfermedades, por lo que no se deben poner expectativas demasiado altas sobre ella.
Durante el segundo día de actividades del foro CannabiSalud 2019, la especialista en desarrollo de productos farmacéuticos basados en el cáñamo señaló, en entrevista con La Jornada, que los conocimientos sobre dicha planta aún son muy elementales, por lo que falta mucho por aprender sobre las propiedades e interacciones con otras sustancias.
Es bastante complicado, porque cada planta contiene 144 canabinoides, 200 terpenos y también tiene flavonoides, y entre una planta y otra cambia el rango de esos compuestos, por lo que cada una de ellas es una medicina diferente
, señaló Prutchi-Sagiv.
De igual manera, cada persona reacciona de formas diversas a esas sustancias. El sistema endocanabinoide del cuerpo humano tiene 130 receptores y no sabemos exactamente qué ejerce influencia sobre qué. Conocemos un poco más del CBD (canabidiol) y el THC (tetrahidrocanabinol) pero todavía nos falta muchísimo por aprender
.
Si bien la eficiencia terapéutica de la cannabis se ha comprobado para diversos padecimientos, entre ellos el manejo del dolor y la regulación del sistema inmunológico, es necesario tener precaución en el uso medicinal y no pensar que es buena para todas las enfermedades ni todos los pacientes.
Personalmente creo que estamos poniendo expectativas demasiado altas. La cannabis no es para todos y no cura todo, por eso hay que hacer medicina basada en evidencias, ver cómo trabaja en animales y en humanos, fraccionarla, decidir qué canabinoides y terpenos funcionan con qué enfermedad
, subrayó.
Debido a ello, Prutchi-Sagiv consideró que México –en el marco de la creación de su normativa sobre el tema– debe invertir con fuerza en la investigación para saber qué fármacos pueden crearse con la cannabis y qué compuestos tienen con exactitud, para que los pacientes cuenten con información completa sobre el tema y no simplemente compren los miles
de productos importados que hoy pueden encontrarse sin ninguna regulación.