esde que nació la República las elecciones en México se han caracterizado muchas veces por ser irregulares y a veces fraudulentas. Desde 1828 y hasta 2006 hay acusaciones de fraude electoral. En 2000 se permitió la alternancia y en 2018 ganó un líder progresista de la oposición. Según la verdad oficial, nunca ha existido un fraude electoral en México. Las acusaciones en el siglo XIX provocaron rebeliones y el fraude electoral de 1910 detonó la Revolución. A partir de 1920 los procesos electorales se han celebrado sin violencia. Aunque muchas veces ha habido acusaciones de fraude los opositores han preferido las vías pacíficas de protesta. Es muy difícil la prueba del fraude electoral, porque las evidencias quedan del lado de los que lo perpetran y por supuesto no serían filtradas por ellos. Tenemos pruebas indirectas, la desconfianza de la población mexicana respecto a la autenticidad de los procesos electorales.

A mi modo de ver, la persistencia de los fraudes puede deberse a dos factores: la cultura misma de la clase política, que no está dispuesta a arriesgar el poder y mucho menos a aceptar las derrotas y el segundo factor es la voluntad política. En todos los fraudes se transparenta la acción del gobierno muchas veces concertada con distintos aliados. El gobierno actual ha proclamado su voluntad de no interferir en las elecciones y dejar que la gente decida libremente. Si lo logra será un gran paso para la construcción de la democracia.

Sin embargo, hay otros factores que deben controlarse, por ejemplo en 2021 serán elegidas 500 diputaciones y 15 gubernaturas. Habrá que disciplinar a escala local a los posibles agentes del fraude. Y otro enemigo, el crimen organizado, que está interviniendo cada vez más en la política y que seguro querrá imponer a sus representantes en estados y municipios. Las elecciones generales de 2021 serán una prueba de fuego para la voluntad y capacidad del gobierno.

En el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México se ha promovido un foro que tiene como objetivo medir el avance del sufragio efectivo frente al fraude electoral. Se realizará del 4 al 6 de noviembre y el elenco de especialistas es muy atractivo. Colaboró Mario Antonio Domínguez.