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Mi hijo está muerto, pero necesito saber qué hicieron con él, quién es responsable

Testimonio de la madre de Julio Alberto, joven guerrerense ausente desde hace casi 12 años en Nuevo León // Lo seguiré buscando

 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de octubre de 2019, p. 4

Mi hijo está muerto, pero necesito saber qué hicieron con él, dónde está, quién es el responsable, señala Julia Alonso, madre de Julio Alberto, joven desaparecido hace casi 12 años, en Nuevo León.

Hace más de una década, desde el 12 de enero de 2008, Julia caminaba por las calles de esa entidad buscando a su hijo, sola, día y noche, llorando, gritando, sin ningún tipo de apoyo o información.

Poco a poco fue recabando datos de lo que posiblemente habría ocurrido el día en que Julio Alberto salió de su natal Guerrero, en compañía de unos amigos, para dirigirse a una fiesta, cerca de Monterrey.

En todos estos años Julia Alonso ha destinado tiempo, dinero y esfuerzo a la búsqueda, la cual si bien en algunas etapas ha contado con apoyo de instancias federales, se basa principalmente en el esfuerzo familiar y en sus agallas para plantarse frente a funcionarios, hacer huelgas de hambre para exigir ser escuchada, y ahora apoyar a otras madres que no desisten y siguen de pie con dolor perenne.

Ellos no se desaparecieron solos, son personas. Desde mi punto de vista, Julio está muerto. [Pero] no se fue porque quiso, no se fue de ilegal, no se fue huyendo de algún problema, así que yo lo seguiré buscando, comenta en entrevista, al término de una reunión hacia la definición del plan nacional de búsqueda. En su opinión – y basada en la experiencia de más de una década– es necesario establecer un diagnóstico de contexto, tal como se hizo con el caso los 43 normalistas de Ayotzinapa, es decir, hacer un esquema acerca de los jefes policiales y de las fuerzas armadas, así como de los cárteles, que estaban a cargo en determinado lugar y fecha de la desaparición, porque son ellos los que pueden tener información de qué pasó, en este caso, con los muchachos, más allá si la desaparición está relacionada con sus actos o son simplemente víctimas inocentes.

“Yo y las mamás con las que tengo muchos años caminando decimos: ‘no son 43, son miles antes y después de los 43”, expresó.