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Un bestiario fantástico recorrió el Centro Histórico de la capital

En el contexto de esta fiesta se declaró a los alebrijes Patrimonio Cultural de la CDMX

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▲ Más de 200 criaturas participaron en el Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales.Foto Yazmín Ortega Cortés y Secretaría de Cultura de la CDMX
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de octubre de 2019, p. 2

Un bestiario fantástico de más de 200 criaturas recorrió el mediodía de ayer el Centro Histórico y la avenida Paseo de la Reforma, en lo que fue la 13 versión del Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales, organizado por el Museo de Arte Popular (MAP).

Con esta actividad arrancó de manera oficial el Festival de Día de Muertos 2019, organizado por el gobierno capitalino, en cuyo contexto se hizo la declaratoria, también este sábado, de los alebrijes como Patrimonio Cultural de la Ciudad de México.

La ceremonia fue encabezada por el secretario local de Cultura, José Alfonso Suárez del Real; miembros de la familia de Pedro Linares López, inventor de esas artesanías en cartonería, y la antropóloga Martha Turok, según se le reconoció, artífice del rescate de esa expresión del arte popular capitalino.

Leonardo Linares, nieto de Don Pedro, recordó el origen, a finales de la década de los años 30 del siglo pasado, de esa singular pieza artesanal denominada por su creador como alebrije, única artesanía original de esta urbe, según aseguró, específicamente de la colonia Merced, cuyo nombre ha sido incorporado por algunos diccionarios de español.

Cuando en el pasado las pomposas escuelas de arte no miraban a la artesanía, llegaron los alebrijes de Pedro Linares. Sin su creación no se entendería toda una rama de la cartonería, técnica que, luego de la contribución de mi abuelo, comenzó a ser reconocida como un arte que ahora se estudia en diversos museos, universidades y escuelas de diseño y de artes y oficios, resaltó el también artesano.

Marha Turok destacó que estas artesanías demuestran que la tradición no es estática y convocó a la sociedad a respetar el arte popular y el trabajo de los artesanos y no practicar el regateo.

Según cifras oficiales del gobierno de la ciudad, el 13 Desfile de Alebrijes Monumentales fue apreciado por 44 mil personas y, de acuerdo con el director del MAP, Walter Boelsterly, se prevé que más de 2 millones de personas disfrutarán este año de esas criaturas fantásticas. Tal cifra incluye el desfile de este sábado y el tiempo que estarán exhibidos sobre Paseo de la Reforma hasta el 17 de noviembre.

Músicas de bandas sinfónica, sinaloense y de guerra, así como percusiones africanas y brasileñas, cha cha chá y danzones, entre un amplio mosaico sonoro, acompañaron este festivo desfile que fue más ya un carnaval, por las decenas de personas que se sumaron con ingeniosos disfraces y máscaras, lo mismo de Catrinas que de payasos, mariposas en patines, arlequines, demonios y guerreros medievales y aztecas.

Hubo espacio también para tablas gimnásticas y diversas danzas tradicionales, entre ellas de comparsas de chinelos, celebradas con gran entusiasmo por las miles de personas que disfrutaron del acto a lo largo de su trayecto, del Zócalo al Ángel de la Independencia.

De lo onírico a lo terrorífico

De acuerdo con Boelsterly, este desfile se ha instalado ya como una tradición que rebasa las fronteras de la capital mexicana y se ha erigido en el extranjero como uno de los actos masivos distintivos de la cultura popular mexicana.

Surgidos de entre lo onírico y lo poético, lo irreal y lo increíble, entre los 231 alebrijes participantes figuraron insectos gigantes con cabezas de felinos, aves con caparazo-nes de tortuga, demonios con varias extremidades y filosos colmillos, calaveras de conejos y de perros, así como una cuantiosa diversidad de dragones, que iban de lo caricaturesco hasta lo terrorífico.

Tan singular fauna imaginaria procedió de 10 entidades de la República, entre ellas Morelos, Oaxaca, Guanajuato, Tlaxcala, San Luis Potosí y Tabasco.

Cerca de hora y media tomó al primer contingente recorrer los 4.5 kilómetros que median entre el primer cuadro capitalino y el Ángel de la Independencia, donde la multitud recibió al desfile con gran bullicio. La retaguardia llegó al lugar una hora después, con lo cual concluyó el acto en un ambiente de fiesta.