Pequeños grupos causan disturbios
Sábado 19 de octubre de 2019, p. 26
Barcelona. El quinto día de las movilizaciones en Cataluña por la sentencia del Tribunal Supremo contra nueve líderes independentistas a largas penas de cárcel mostró las dos caras del movimiento secesionista: más de medio millón de personas marcharon de forma pacífica y reivindicativa por las calles de esta ciudad, en contraste con otros cientos que protagonizaron disturbios en el centro.
El gobierno español informó que desde el inicio de las protestas se han registrado 128 detenciones y hay 207 agentes policiales heridos, uno de ellos de gravedad.
Los servicios de emergencia reportaron a su vez que 62 personas resultaron heridas en los enfrentamientos ocurridos ayer, para llegar a más de 420 desde que comenzaron las movilizaciones, siendo los más graves un hombre de 22 años que perdió un ojo por el impacto de una pelota de goma y otro, de 35, que sufrió lesiones graves en un testículo.
Desde el lunes pasado, cuando el tribunal español condenó a penas de entre nueve y 13 años de prisión a los dirigentes que impulsaron y ejecutaron la fallida declaración unilateral de independencia de octubre de 2017, el movimiento independentista salió a las calles en demanda de indulto o amnistía para sus dirigentes encarcelados y el respeto al derecho de autodeterminación.
El colofón fue la huelga general de este viernes y una multitudinaria manifestación en las calles de Barcelona, que congregó a más de 525 mil personas, según la policía municipal.
Las cinco marchas por la libertad
confluyeron ayer aquí. Muchos llegaron en columnas de miles, tras haber caminado desde el miércoles pasado más de cien kilómetros, procedentes de diversos puntos de Cataluña. Se sumaron agricultores en sus tractores convocados por los grupos independentistas ANC y Omnium.
La gente recorrió las calles de la ciudad en un tono reivindicativo y festivo, siempre insistiendo en la liberación de los presos políticos
y en el fin de la represión
del Estado español. Se leyeron mensajes de los presos y se reclamó el respeto al derecho de autodeterminación.
El emblemático Paseo de Gracia quedó cubierto por una marea amarilla, roja y azul, los colores de la bandera independentista.
Pero a la misma hora, en otro punto de la ciudad, se registraron de nuevo duros enfrentamientos entre manifestantes y agentes antidisturbios, que provocaron estampidas de miles de personas, barricadas, hogueras y el sonido incesante de los disparos de las pelotas de goma, los gases lacrimógenos, las sirenas y el rugir del helicóptero que sobrevolaba la zona.
El principal centro de batalla se situó en la Vía Laitena, a un costado de la céntrica Plaza Cataluña y donde se encuentra la jefatura superior de la Policía Nacional en Barcelona.