19 de octubre de 2019•Número 145•Suplemento Informativo de La Jornada•Directora General: Carmen Lira Saade•Director Fundador: Carlos Payán Velver

Presupuesto 2020


Integrantes del movimiento campesino «El Campo es de Todos», del que forma parte la CIOAC-JDLD.

Curso Nacional de Formación Política y Capacitación para jóvenes de la CIOAC-JDLD.

La soberanía también implica alimentos sanos: CIOAC-JDLD

Cecilia Navarro

En contraste con la posición de otras agrupaciones y organizaciones del sector campesino y agroindustrial, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos José Dolores López Domínguez (CIOAC-JDLD), presidida por Emilio López Gámez, considera que hay algunas correcciones menores y precisiones que hacerle al presupuesto para el sector agrícola del 2020, pero que en general puede funcionar, a pesar de los recortes que propone.

Para nosotros es importante un criterio: no importa el monto específicamente. Hemos sostenido que incluso un monto menor puede ser mas efectivo que uno superior. Lo que ha pasado es que el presupuesto ha sido un instrumento de control, no para el desarrollo, sino para favorecer a ciertas regiones y ciertos estratos de la producción. En la medida que crecía el presupuesto se concentraba en los sectores más capitalizados y sus regiones, no teníamos un presupuesto que efectivamente impactara en el desarrollo equilibrado del país y de todos los estratos del campo. Como está planteado ahora, el presupuesto tiene una mejor distribución en comparación con los últimos años, los del neoliberalismo, de 1982 a la fecha”, dice Emilio López Gámez.

Acerca de si el presupuesto necesita ajustes, López Gámez comenta que puede necesitar algunos “ligeros cambios”, en los recursos destinados al INPI y en el apoyo a instituciones educativas como Chapingo, pero “después de esos aspectos, el presupuesto nos parece que hoy está más enfocado al crecimiento, habrá mejores condiciones para los mas pobres, que son los del sur-sureste, pero también para el crecimiento y el desarrollo y bienestar de sus poblaciones, esa es la posición básica de la CIOAC-JDLD”.

Reconoce que hay importantes recortes en programas destinados a sectores que antes eran fuertemente favorecidos: “Hay organizaciones descontentas, agrupaciones, consejos, confederaciones a nivel nacional. Participamos en algunas. Entre ellas la CNC, las confederaciones capitalizadas, los sistemas producto del norte, donde se agrupan los estratos 6 y 7 de la clasificación de productores. Hoy el apoyo va a los pequeños, favorece su desarrollo y crecimiento. Para los grandes es un problema, por ejemplo el año pasado había 6.7 mil millones de pesos y para 2020 apenas 129.2 millones de pesos, es una tremenda caída. No les satisface. Tengo entendido que van sobre la Cámara, porque no les favorece”.

Y abunda: “El PEC ha sido un instrumento de control y privilegios, ahora estos grupos y regiones no se ven favorecidas y están inquietas, demasiado molestas por esta nueva política. Nosotros pensamos que el gobierno tienen la responsabilidad de estar atendiendo a todos los estratos. Hay que tener cuidado en la nueva política pública hacia el campo porque es importante ver la información estadística, hacer un análisis de la economía, ver los impactos en esas regiones. No podemos exponernos a que se retiren de la producción porque ya no son rentables y que se venga abajo la producción. Eso se tiene que cuidar por parte del gobierno”.

A la pregunta de si es posible realmente que se vea amenazada la producción, como dicen las organizaciones que cuestionan el presupuesto comenta: “Lo que dijo la Sader a principios de 2019 es que tendríamos aumento de producción de 2.6% de toneladas, es decir, se producirían arriba de 295 millones de toneladas de todo tipo de productos del campo. En 2018 hubo 286 millones de ton; la diferencia sería 7 millones de ton adicionales. Lo que argumentan los inconformes es que habrá producción por debajo de 2018. La baja sería de un millón de ton, esto no es alarmante, pero quisiera que estuvieran equivocados, que la producción alimentaria vaya bien y se avance en la autosuficiencia alimentaria, pero eso lo vamos a saber hasta que tengamos los datos finales. Al final de año o con las últimas cosechas se empezará a valorar si vamos por buen camino. Y, si no es así, habría todavía tiempo de hacer ajustes. El gobierno y los grupos de la sociedad, consejos, frentes podremos hacer ajustes, pero no veo en lo inmediato nada grave, ni que se nos venga el mundo encima en la baja de producción de alimentos”.

Acerca de la posición de la CIOAC-JDLD con respecto a las nuevas políticas para el campo, López Gámez explica que “apoyamos a la 4T, porque creemos que podemos avanzar en la soberanía y la seguridad alimentaria y queremos encontrar el mejor camino. Hay otro elemento que acompaña a la 4T: que la soberanía implica alimentos sanos. La soberanía alimentaria implica una producción menos industrializada, con menos agroquímicos, eso es fascinante, porque si bien los números no crecen como queremos, hay que valorar que la producción que venga se está haciendo en condiciones más equilibradas y amigables con el ambiente. Entonces cierro con dos elementos: necesitamos hacer crecer la producción, evitar que se caiga, pero también cambiar la forma de producir, que los alimentos cada vez sean más sanos. Tenemos que empujar todos juntos”. •

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