Miércoles 16 de octubre de 2019, p. 8
El viernes el magistrado del quinto tribunal unitario en materia penal de la Ciudad de México, Ricardo Pérez Calderón, notificará si revoca la prisión preventiva a Rosario Robles Berlanga, acusada de ejercicio indebido del servicio público, por causar daño al erario por más de 5 mil millones de pesos cuando estuvo al frente de las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) entre 2012 y 2018, caso denominado la estafa maestra.
Julio Hernández Barros –quien encabeza la defensa legal de la ex secretaria– aseguró en entrevista que la decisión está en manos del magistrado. Ayer se realizó la audiencia de apelación en el Reclusorio Sur, donde la ex funcionaria defendió su inocencia y pidió seguir su proceso en libertad. El daño hecho a mi persona es muy grave
, señaló Robles en su alegato. Debido a que el nuevo sistema de justicia penal acusatorio es muy reciente, la gente relaciona la prisión preventiva justificada con culpabilidad, se ve ya como una pena, sobre todo tratándose de una servidora pública
.
Pidió justicia
Robles Berlanga se presentó ante el magistrado como inocente
, no como imputada
y sostuvo que no tiene ningún interés en huir de la ley, pues ni siquiera cuenta con los recursos para hacerlo. Además que ha actuado con respeto y confiando en el Poder Judicial, y sin embargo ha sido sometida a una medida cautelar que debe ser excepcional y en este caso no se justifica. Su señoría, sólo pido algo a lo que tenemos derecho todos los mexicanos: justicia
.
Epigmenio Mendieta, otro de sus abogados, sostuvo que el juez de control Felipe de Jesús Delgadillo Padierna violó el debido proceso de su clienta al resolver en dos ocasiones la medida cautelar que la mantiene en prisión y no analizó ocho pruebas a favor de Robles para ordenar su arraigo, entre ellas la credencial de elector, recibos de Telmex y de la Comisión Federal de Electricidad. No se puede hacer justicia cometiendo una injusticia
, alegó.
Robles lució delgada, con el pelo pintado de negro y mostraba un perfecto maquillaje. Llevaba un suéter de cuello alto, pantalón capri beige y tenis blancos, conforme al uniforme reglamentario de las prisiones de la Ciudad de México.