Moscú. En busca de evidencias para sostener su delicada acusación de que una de las organizaciones de Alek-sei Navalny, líder de la oposición extraparlamentaria, se dedica a blanquear dinero, el Comité de Instrucción de Rusia llevó a cabo ayer cateos en las oficinas del Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK, por sus siglas en ruso) en Cheboksari, Cheliabinsk, Izhevsk, Kemerovo, Novokusnetsk, Rostov del Don, Samara, Saratov, Ufa, Vladivostok, Vysk, Ekaterimburgo, Yaroslavl y otras ciudades a lo largo del país.

De este modo continúa la abierta persecución contra una de las organizaciones encabezadas por Navalny, el FBK, la misma que, hace una semana, el ministerio de Justicia de Rusia consideró que debía tener el estatus de agente extranjero, lo cual impone muy serias limitaciones a su funcionamiento.

Era previsible la arremetida, dado que las pruebas de que el FBK era financiado desde el exterior resultaron, por decir lo menos, poco convincentes: una transferencia de 50 dólares hecha desde Miami por un empresario ruso emigrado, a título personal, a la cuenta de un funcionario del FBK y dos transferencias desde España por una persona que nadie ha podido encontrar, cuya empresa no figura en ningún lado y, de acuerdo con reporteros que se quedaron con ganas de obtener las declaraciones exclusivas del generoso patrocinador, cuya sede corresponde a un bufete madrileño donde no han oído hablar ni de la persona ni de la empresa que financia a la oposición rusa.

Para los abogados del FBK lo más risible es que esas tres transferencias se hicieron, ya en septiembre, cuando las cuentas de la organización estaban congeladas desde agosto, por orden judicial, aparte de que el beneficiario –por lo mismo– carecía de la posibilidad de aceptar o declinar cualquier envío.

Según Navalny, del mismo modo –dando a entender que un agente de los servicios secretos rusos con documento de identidad falso mandó el dinero desde España–, hubieran podido hacer una transferencia en nombre del ISIS, el llamado Estado Islámico, y aseverar que el FBK es financiado por el terrorismo internacional.

Mientras el ministerio de Justicia insiste en que el FBK debe colgarse el sambenito de agente extranjero, el Comité de Instrucción continúa su frenética búsqueda de alguna prueba más sólida que permita demostrar que esa entidad encabezada por Navalny es financiada desde el exterior y no existe gracias a los donativos de simples ciudadanos rusos hartos de los excesos y la impunidad que denuncia.