Domingo 29 de septiembre de 2019, p. a16
Entre la denuncia y el sarcasmo, la novela más reciente de Enrique Serna, El vendedor de silencio, es un retrato minucioso de lo más oscuro de la naturaleza humana y, al mismo tiempo, de lo que fue la vida en México a mediados del siglo XX con sus costumbres y usos políticos.
En ello coincidieron los escritores Eduardo Antonio Parra y Phillippe Ollé-Laprune, así como la periodista Carmen Aristegui, durante la presentación de este libro editado por Alfaguara, efectuada la noche del viernes en la Biblioteca Vasconcelos, en Buenavista.
De acuerdo con Ollé-Laprune, la marca de Enrique Serna es una literatura en la cual uno puede reírse de lo grotesco, como ocurre con Jorge Ibargüengoita y José Agustín, pues sus libros parecen por momentos caricaturescos, aunque constituyen las situaciones extremas del relato.
Su escritura se esfuerza más por revelar rasgos que tienen que ver con el lado más oscuro del ser humano, a veces forzando las cosas, amplificando algunos elementos y minimizando otros. No es un retratista fiel que restituye la realidad, sino un caricaturista que sabe señalar lo que es reprobable e incluso repulsivo. No necesita un tono neutro, quiere dejar una impronta con marcas fuertes y profundas
, expresó el escritor francés.
De El vendedor del silencio, indicó que en ella el autor reúne dos vertientes de su obra, la novela histórica y el relato contemporáneo, para develar el proceder de Carlos Denegri (1910-1970), periodista corrupto por excelencia.
A través de este antihéroe se habla de una sociedad basada en la corrupción, la mentira, la manipulación, las alianzas, secretas o no, y el peso aplastante del poder. El dinero reina y el cinismo parece ser el motor de todas esas existencias que gravitan alrededor de los centros del poder
, resaltó.
El escritor guanajuatense Eduardo Antonio Parra, tras enfatizar que las relaciones entre el poder y el periodismo en México nunca han sido del todo claras y mucho menos libres, consideró a Carlos Denegri como acaso la más conocida leyenda negra del periodismo mexicano.
Pese a sus grandes dotes para el oficio, prefirió actuar como un lacayo del poder, traficar con influencias y amasar una fortuna estableciendo una escuela que por desgracia ha mantenido su tradición hasta la actualidad, aunque en apariencia haya disminuido un poco sus prácticas en las últimas décadas. Una escuela de la vergüenza, podríamos decir.
Subrayó que en El vendedor de silencio Serna no sólo muestra las grandezas, vicios y debilidades más ocultas de aquel personaje, sino que hace una incisiva radiografía de la vida política y social del país en varias décadas para detectar los actos de corrupción, prepotencia, impunidad y violencia a los que, aunque nos avergüence, estamos acostumbrados los mexicanos
, sostuvo.
A su decir, Serna, con esta novela, ofrece una tragedia de resonancias griegas, un pasquín picante lleno de chismes de la época, una denuncia política bien fundamentada y un artefacto literario cuya estructura, ritmo y lenguaje mantienen hipnotizados a los lectores.
Para Aristegui, Denegri es parte fundamental de un andamiaje que marcó la vida de México por décadas, en el que el periodismo y la manera de llevar la información eran esenciales de un diseño de poder.
Según la comunicadora, la referida novela representa en el contexto actual del país un libro desafiante, porque invita a preguntarse qué tanto de los vicios y las prácticas corruptas que allí se mencionan se mantienen vigentes, qué tanto fueron desterrados y qué tanto de ello puede regresar.