Política
Ver día anteriorLunes 2 de septiembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
1er. Informe de gobierno

Piden a AMLO no caer en errores de sus antecesores

Sainetes de la oposición, el marco en la apertura de trabajos en San Lázaro
Foto
▲ Las protestas de la oposición, durante la apertura del periodo de sesiones en la Cámara de Diputados.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de septiembre de 2019, p. 6

Como en aquellas puestas teatrales donde se advierte en el cartel que los roles actorales se alternan, así transcurrió la vida en el Congreso de la Unión en la apertura del periodo ordinario de sesiones de la 64 Legislatura. Y los opositores de ayer fueron los encendidos defensores de hoy: ¡Porfirio, Porfirio, para su líder cameral y, sin faltar la rúbrica: Es un honor, estar con Obrador como arengas de incondicionalidad.

Así, mientras diputados y senadores de las diversas fuerzas políticas disputaban en San Lázaro, en una mezcla de vodevil y teatro del absurdo por el lugar en el escenario y el papel que esta vez les toca desempeñar, el verdadero actor central en el encendido debate, el presidente Andrés Manuel López Obrador, no estuvo en ese tablado y en el mejor de los casos sólo se habrá enterado en tiempo real del cumplimiento del acto formal de entrega de su primer Informe de gobierno.

Porque a las 17:45 su avión se elevaba hacia el noroccidente. A esa hora, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, hacía por lo menos 30 minutos que ya había dejado el documento en manos del presidente (todavía) de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo; también habían transcurrido varios sainetes dentro y fuera del salón de plenos y los oradores de cada partido iniciaban sus intervenciones en tribuna para ubicarse frente a los nuevos tiempos nacionales.

Transcurrió entonces en el Palacio Legislativo un tiempo que el mandatario tal vez se interesó después por conocer en alguna transmisión diferida, pues él toco tierras sonorenses a las 20:25, en el horario del centro del país.

Y así, quienes hasta hace poco defendían las políticas públicas promovidas por un presidente surgido o aliado de su partido, hoy se rasgan las vestiduras ante el horror de la inseguridad y se escandalizan desde la oposición de lo que en su momento –en el poder– no se atrevieron siquiera a mencionar ni a ver, y no pocas veces propiciaron.

El PAN, que utilizó buena parte de sus 15 minutos en tribuna para continuar su escenificación tragicómica porque no le cumplieron ley y acuerdos para presidir la mesa directiva, se desgañitaba y reclamaba la existencia de violencia e inseguridad, censuraba el creciente desempleo, el desabasto de medicinas y demás.

La respuesta

Sin embargo, recibió la respuesta, cómo no, del partido hoy en el poder. Xóchitl Gálvez, como figura central –una vez más– y fiel a su estilo del montaje escénico recibió, con algunos de sus correligionarios, a la titular de Gobernación en la plaza Eduardo Neri portando una cartulina con la leyenda Democracia sí, autoritarismo no. Esta era réplica recortada de otra gran manta llevada al salón de plenos y que permaneció desplegada el tiempo que utilizaron los oradores de los demás partidos (antes de Morena) y que cuando por fin subió a la tribuna Xavier Azuara –su propuesta derrotada para presidir el periodo legislativo– se cambió por otra que también con letras gigantes decía: #Morena no cumple.

Al mismo tiempo, el resto de legisladores –y como se ha hecho costumbre en la tribuna de San Lázaro en estas ocasiones– acompañaban solidarios al diputado de San Luis Potosí con otros carteles de crítica a la gestión lopezobradorista.

Fue apenas un episodio más de la guerra de dimes y diretes que no por previsible desde la víspera resultó menos bochornosa: Porfirio ¿Díaz o Muñoz Ledo?, presumían su ingenio los panistas. ¡Quieren moche!, respondían los morenistas desde la mejor escuela del legendario Bronx legislativo.

El PRI, con una de sus mejores figuras oratorias, la senadora Beatriz Paredes, lanza la pieza verbal que menos aplausos seguramente ha recibido en este escenario y en toda su vida política.

Una pieza armada con la precisión retórica de la escuela tricolor, la política de Tlaxcala se lanzó con preguntas puntillosas y con advertencias a la nueva fuerza política gobernante. Reclamó congruencia y hacer rectificaciones al presidente López Obrador, para (¿subconsciente traicionado?) no caer en los errores de sus antecesores.

Hubo también hasta a quien le sobró tiempo, no obstante su mensaje de elogios y adhesión a la 4T, pues también así lo atestiguaban los cartelitos de sus compañeros: el diputado Jorge Arturo Argüelles, orador por Encuentro Social.

Pero en tanto la sesión transcurría sin los encontronazos de la disputa por la presidencia de la Cámara de Diputados que esta semana vivirá momentos definitivos, y se sucedían los oradores de los partidos que no están en la confrontación, entre las curules aquello era una kermés: fotos de grupo, corrillos de animada charla, entrevistas en el área de prensa, selfies y, por supuesto, el chat y el teléfono en uso intensivo. Ruido y cháchara.

A saber si más de un legislador ayer incluso pudo subir algunos niveles de Candy Crush...