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Despertar en la IV república

¡La felicidad o revocación de mandato!

E

l tema de la felicidad parece ajeno a la política. Cada quien es responsable de ser feliz en el régimen que le haya tocado. Existimos algunos románticos que pensamos que con la democracia vendría la felicidad, Borges lo ha negado rotundamente. En el proemio de la Declaración de Independencia de Estados Unidos se establece como un objetivo y un derecho humano la felicidad. También la Constitución de Apatzingán se metió en el embrollo de definirla. Yo creo que la felicidad consiste en estar a gusto con nuestra propia vida. Es disfrutar de modo (más o menos) permanente la alegría de vivir.

La mayoría de los gobiernos buscan el bienestar y lo miden en cifras rotundas como son el producto interno bruto (PIB) y los índices de consumo de bienes y servicios. La experiencia humana descalifica estos índices. En muchos países donde se han alcanzado cifras de crecimiento impresionantes las sociedades ni parecen ni son más felices. El economista Richard Layard ha concluido que los índices de satisfacción vital suelen crecer en paralelo con el PIB, sólo hasta el punto en que la necesidad y la pobreza dan paso a la satisfacción de las necesidades esenciales, después tiende a bajar con mayores niveles de riqueza.

En México los índices de felicidad son sorprendentemente altos, si tomamos en cuenta el raquítico crecimiento económico, la inseguridad, el desempleo y la violencia que crea una situación de zozobra donde la felicidad es imposible. A pesar de todo ello, la satisfacción de los mexicanos respecto de su propia vida es del 8.3 (BIARE, julio de 2019) y a escala mundial ocupamos el honroso puesto 23 de 156 países (Organización de las Naciones Unidas, 2019). Muchos amargosos dicen que eso se debe a que somos ­irresponsables.

Todo esto nos lleva a dos propuestas: que el 20 de marzo, Día Mundial de la Felicidad, sea declarado fiesta nacional, incluso que tengamos varios de estos días de la felicidad. Entre más fiestas mayor felicidad. Y, también que se modifique el artículo 25 de la Constitución federal para decir que el gobierno debe procurar la felicidad y que si no subimos o mantenemos nuestro puesto en el ranking de la felicidad mundial se produciría en forma automática la revocación del mandato.

Colaboró Meredith González A.