Sociedad y Justicia
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La deforestación impide que animales migren a climas frescos
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de julio de 2019, p. 33

París. La deforestación tropical galopante, combinada con los cambios climáticos, impide a las especies salvajes desplazarse hacia climas más frescos, aumentando así el riesgo de extinción que pesa sobre ellas, alertaron ayer investigadores.

Menos de dos quintas partes de los bosques de América Latina, Asia y África facilitan a los animales y plantas escapar a los aumentos de temperatura potencialmente intolerables, subrayan en la revista Nature Climate Change.

La desaparición de los bosques tropicales entre 2000 y 2012 condujo a la pérdida de una extensión superior al tamaño de India que protegía a las especies de los efectos del cambio climático, declaró a Afp Rebecca Senior, profesora en la Universidad de Sheffield.

No sólo la pérdida de bosque suprime su hábitat, sino que hace cada vez más difícil el desplazamiento de las especies, afirman.

La ausencia de vías que posibiliten a los animales migrar hacia hábitats más frescos significa que el calentamiento climático causará la extinción de las especies vulnerables en el plano nacional y mundial, agregó.

Al ritmo actual del cambio climático, los animales y las plantas tropicales, incluso si logran desplazarse hacia zonas actualmente más frescas, podrían estar expuestas, en promedio, en 2070 a un medio ambiente 2.7 grados Celsius más caluroso que durante la segunda mitad del siglo XX, según el estudio.

En una perspectiva más favorable en la que la humanidad lograra limitar el calentamiento climático planetario en dos grados centígrados en relación con el inicio de la era industrial –perspectiva cada vez más improbable–, las especies de las regiones tropicales sufrirían un alza de 0.8 grados centígrados en 2070.

El Acuerdo de París sobre el clima de 2015 pide a las naciones mantener el calentamiento muy por debajo de dos grados centígrados. El aumento de un solo grado desde la Revolución Industrial ya reforzó la frecuencia e intensidad de las olas de calor, las sequías y las tormentas tropicales.

Durante los anteriores cambios climáticos, las especies animales y vegetales siempre subieron o bajaron de las montañas, se acercaron o alejaron de los polos o se dirigieron hacia aguas más frías o más cálidas.

Sin embargo, esos cambios raramente fueron tan rápidos como el actual y nunca estuvieron combinados con una fragmentación extrema del hábitat.

Las especies tropicales son particularmente sensibles a los cambios de temperatura, declara Rebecca Senior. La mayoría no se encuentra en ninguna otra parte del planeta y constituye una proporción enorme de la biodiversidad mundial, agrega.

Muchos estudios han mostrado hasta qué punto el aumento de las temperaturas obligó a la fauna y flora a adaptar su comportamiento para conservar su capacidad de alimentarse, reproducirse o ambas.

Según un estudio reciente, algunos colibríes tropicales, por ejemplo, ahora se ven obligados a buscar la sombra, mientras antes su prioridad era el néctar.

Unas 550 especies –de las cuales más de la mitad ya están amenazadas de extinción– figuran en la lista de vulnerables a la sequía y las temperaturas extremas, según la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza.