l IMSS dio a conocer recientemente que los empleos formales nuevos creados en abril fueron 30 mil 410. Las comparaciones contra el mes anterior: 48 mil 515, o contra el mismo mes del año anterior: 87 mil 109, dan cuenta de que hay una innegable desaceleración en este fundamental rubro. El asunto es más evidente si comparamos la creación de empleos nuevos de enero a abril de 2019, cuyo dato fue 299 mil 502, mientras un año antes el número de nuevos puestos de trabajo creados había sido de 455 mil 651 y en enero-abril de 2017 llegó a 404 mil 459. La interpretación de estos datos no puede soslayar el hecho fundamental: estamos en presencia de una importante disminución en la creación de empleos nuevos.
El gobierno federal con el programa Jóvenes construyendo el futuro
, ha estado incorporando a personas entre 18 y 29 años en 75 mil 507 empresas de tamaño diverso que no habían podido integrarse al mercado de trabajo y que tampoco estaban estudiando en alguna institución. La meta gubernamental en 2019 es que un millón de aprendices se incorporen a empresas, remuneradas con una beca de $3 mil 600 mensuales. El avance a abril, según se informó, fue de 500 mil personas, de las cuales 58 por ciento son mujeres y un mes después llegó a 650 mil. El programa prevé que estos aprendices permanezcan hasta seis meses en el establecimiento que les acoge y que, al término de este tiempo, la empresa pueda ofrecerles empleo permanente.
Frente a las cifras que informó el IMSS la interpretación de la Secretaría del Trabajo es que los datos no son alarmantes, ya que no recogen el aporte de los programas gubernamentales. Es evidente que el IMSS no incorpora este registro, ya que los 200 mil jornaleros y los 650 mil aprendices incorporados hasta mayo no son asalariados sino becarios, aunque tienen cobertura en el IMSS pagada por el gobierno federal. Estas 850 mil personas que hoy cuentan con una beca, en pocos meses pueden estar fuera del mercado de trabajo, ya que lograr un empleo formal depende de que las empresas los contraten.
En las condiciones económicas que estamos viviendo en las que hay una desaceleración de la economía, evidenciada en todos los indicadores económicos disponibles, la posibilidad de que, una vez concluido el periodo de aprendizaje pagado por el gobierno federal, los aspirantes sean definitivamente contratados es ciertamente reducida. No importa que los aprendices hayan demostrado una capacidad y dedicación que les convierta en una aportación productiva. Lo que importa para decidir una contratación es la situación del mercado, es decir, si hay demanda. Si no la hay, es evidente que no harán nuevas contrataciones que significarían costos adicionales.
Pese a la bondad del programa Jóvenes construyendo el futuro, no necesariamente se traducirá en nuevos empleos formales. Las empresas, por supuesto, podrán aceptar más aprendices, ya que no significan costos adicionales, pero no los contratarán. En consecuencia, hay que hacerse cargo de que existe dificultades en el mercado de trabajo que es necesario reconocer primero, para enseguida ocuparse de sus peculiaridades. Muy probablemente la disminución en el ritmo de creación de nuevos empleos está relacionada con el funcionamiento del propio programa de jóvenes.
Las empresas no ofrecen un empleo nuevo porque pueden disponer del trabajo que requieren sin pagar por él, esto es gratuitamente.
El programa prevé que 2.5 millones de jóvenes durante el sexenio se incorporen a una empresa, de modo que en los siguientes meses es muy probable que sigan disminuyendo las cifras de empleos registrados en el IMSS. Lo que importa es tener una aproximación a lo que ocurrirá con quienes hayan concluido su tiempo de aprendices. Si la economía mantiene el ritmo de crecimiento que se prevé, de entre 1 y 2 por ciento anual, no se crearán los empleos que demandan los jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo, aunque hayan aprendido las particularidades de un empleo. Consecuentemente hay razones para preocuparse y ocuparse de lo que la información sobre empleo está revelando.
Un gobierno que se pretende sensible a las demandas sociales tiene que hacerse cargo de lo que ocurre, en este caso de las cifras sobre creación de empleo y el impacto real en el mercado laboral de su programa, aunque crea que con las herramientas que tienen pueden solucionarlo.
Descartar lo que ocurre es típico de tecnócratas que pretenden que solo ellos entienden verdaderamente la importancia de los programas que han diseñado para enfrentarse a los desafíos existentes.