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Vicente Rojo conforta con la luz de Versión celeste a los clientes del Monte de Piedad

Mañana se inaugura esta pieza, su primera obra con movimiento, a la par del libro que cuenta la historia de su instalación

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Pensé que me gustaría hacer un vitral con movimiento por medio de un juego de luces, para que las personas que allí acuden pudieran sorprenderse o entretenerse, cuenta Rojo en entrevista.Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de junio de 2019, p. 6

Vicente Rojo realizó su primer vitral, Versión celeste, para el techo del patio central de la casa matriz del Nacional Monte de Piedad (NMP), que se restaura desde 2013. La obra lumínica, con una estructura compuesta por 275 cubos de 75 por 75 centímetros cada uno, dispuestos en dos niveles, a una altura de 20 metros, se inaugurará mañana, a la vez que se presentará un libro, publicado por Ediciones El Viso, que cuenta la historia de la instalación de la pieza. Es su primera obra con movimiento.

Rojo empezó a trabajar en el proyecto hace tres años: Vinieron a verme Pedro Romero de Terreros, patrono secretario del NMP, y Armando Chávez, arquitecto encargado de la restauración, para invitarme a ver el Monte de Piedad, edificio en el que nunca había estado, tampoco en ninguna de sus sucursales. En el patio central había un vitral que databa de las primeras décadas del siglo XX, que querían cambiar.

En entrevista, Rojo reconoce que la idea de un vitral tradicional no le atraía, sin embargo, cuando visitó el edificio todavía estaba en servicio y en las ventanillas había familias con niños a la espera de obtener un crédito prendario o de realizar algún otro trámite. En ese momento pensé que me gustaría hacer un vitral que tuviera movimiento por medio de un juego de luces para que las personas que allí acuden, tal vez a dejar con dolor un objeto familiar o que tienen que sentarse en esa enorme sala para esperar algún trámite, pudieran sorprenderse o entretenerse un poco. Sensibilizarles en el sentido de que el edificio sirve para más.

En un texto sin firma del libro Versión celeste: la obra luminosa de Vicente Rojo en el Monte de Piedad, se lee: La intención que comparten los directivos y el artista es reconfortar, a través de la luz, a quienes vienen a solucionar alguna necesidad. El volumen cuenta con un prólogo de la escritora Bárbara Jacobs, quien acompañó al artista en todo el proceso.

Una primera propuesta resultó demasiado costosa. Hubo otras dos hasta que a Rojo le presentaron al arquitecto iluminador Gustavo Avilés, en cuyo estudio vio en la computadora imágenes con el objeto de estudiar el reto. Ya había propuesto que en lugar de que la estructura fuera plana, que tuviera unos cubos, o sea, un cubo sí, un cubo no. El arquitecto Avilés propuso que cada cubo tuviera una iluminación que le diera movimiento. Es decir, que cada uno tuviera focos manejados por un programa de computadora, que no sólo cambiarían de color, sino que crearían imágenes que se podían circular por el vitral. La estructura sin luces es blanca, con los círculos en gris.

El vitral no sólo contaría con iluminación diurna, sino también nocturna, porque el NMP suele realizar diferentes actividades de carácter privado por la noche. La versión de día de alguna manera conserva la luz solar.

Con Karina León, asistente del arquitecto Avilés, empezamos a ver en su computadora, en mi estudio, algunos elementos que pudieran crear esas imágenes en movimiento que quería. Como me resultaba muy difícil entender la computadora, dado lo pequeño de la imagen, recurrí también a mi hijo Vicente (Rojo Cama) que, aparte de manejar muy bien la computadora, tiene ideas del ritmo por su calidad de músico.

Versión celeste utiliza elementos geométricos característicos de la obra de Rojo, como son los cuadrados y círculos: Eso que parece una bolita es un plano, tiene un color gris que es un sistema que había empleado mucho en mis pinturas, muchas de ellas a base de recortes de papeles circulares o cortes de corcho. Muchos de mis cuadros están llenos de esos círculos que sostenían una imagen. En ese caso, esos círculos tienen una imagen en movimiento que da a mi trabajo vivacidad, una variedad que obviamente antes no había tenido.

En el vitral nunca hay una imagen quieta, siempre habrá movimiento.

–¿Cómo decidieron los colores?

–Tenían que ser unos movimientos de color muy suaves, discretos, que dieran simplemente una atmósfera a ese enorme patio donde de día están las personas que van a hacer su trámite. Hay la posibilidad, más adelante, de cambiar las imágenes –están en un loop que se repite cada siete u ocho minutos– y tener segundas y terceras versiones del movimiento de color.

En la inauguración del vitral, también se presentará El Zócalo 500 años, narrados desde el Palacio de Moctezuma, libro del arquitecto Francisco Pérez Salazar.