n el libro de Gálatas, parte del Nuevo Testamento dice lo siguiente: No os engañéis; todo lo que el hombre sembrare, eso también segara
(Gálatas 6:7). Esta frase nunca había sido más aplicable que en el caso actual de las migraciones: En años recientes, el mundo ha sido testigo de grandes emigraciones de África y Arabia hacia los países europeos y de manera particular, a aquellos que se dedicaron a explotar las riquezas de los países africanos y de la región occidental de Asia durante los siglos XIX y XX. En el caso particular de la península arábiga y de África, los ingleses, franceses, alemanes, austriacos y turcos sometieron a los pueblos árabes del desierto generando con ello guerras internas, desequilibrios económicos y conflictos religiosos, que luego de décadas han culminado con las gigantescas migraciones que ahora llegan a Europa por medio del mar Mediterráneo, para distribuirse en Francia, Alemania, Inglaterra, Bélgica y aun en los países nórdicos, generando problemas sociales y disturbios económicos, que los europeos han sido incapaces de detener y que desde luego han sido motivo de crítica y condena generalizada por parte de la población mundial. En el caso de Inglaterra, gran depredador de los países africanos y asiáticos, su salida de la comunidad europea, ha estado relacionada con las corrientes migratorias que se han dirigido a esa nación, generándole enormes problemas económicos, que los ingleses aún no saben cómo resolver.
En el caso de las migraciones centroamericanas, que en los pasados meses se han dirigido a México con la finalidad de cruzar la frontera e internarse en Estados Unidos, las causas son desde luego muy parecidas: Desde los inicios del siglo XIX, (1823) La llamada Doctrina Monroe autoestableció el derecho
de Estados Unidos de intervenir en los conflictos internos de los países del continente americano, supuestamente para impedir que las naciones e imperios europeos lo hicieran, declarándose así, defensor
de los países de América. En la realidad esta doctrina les sirvió para intervenir en los supuestos conflictos de los países americanos e imponer su voluntad e intereses en cada uno de esos conflictos, muchos de los cuales fueron provocados por ellos mismos. No resulta difícil encontrar ejemplos de ello en la Cuba de Fulgencio Batista, en la República Dominicana gobernada por Leónidas Trujillo, ni en la Nicaragua de la familia Somoza, la cual fue finalmente derrocada por los sandinistas. También es posible recordar a la United Fruit
, empresa de los hermanos Dulles, que durante el gobierno del presidente Dwight Eisenhower, ocuparon los puestos de secretario de Estado (John Foster Dulles) y director de la CIA, (Allen Dulles) la cual se dedicó a comprar grandes extensiones de tierra para sembrar bananos y conformar un monopolio mundial de ese producto para especular con su precio, sin importarles mayormente la miseria que produjeron entre los trabajadores agrícolas centroamericanos ni los daños económicos que ocasionaron en Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, a los que se les dio en llamar por ello países bananeros
como un término despectivo.
¿Qué tanto la actual crisis centroamericana es producto de esas décadas de explotación? Trump ignora o pretende ignorar que el supuesto problema de las migraciones centroamericanas tiene su origen en la actuación de los anteriores gobiernos y empresas de su país, y que está en sus manos la solución, mediante créditos y apoyos económicos a la región, tal como lo hicieron sus compatriotas financiando a los países europeos luego de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ello es mucho pedir para un personaje con sus limitaciones éticas y mentales, por lo que toca a nuestro país buscar la solución al problema. En mi muy humilde opinión, nuestros pasados gobiernos y los mexicanos que los aceptamos, tenemos también que admitir nuestra responsabilidad en el problema. ¿Por qué digo esto?
Para responder a esta pregunta, es necesario recordar que nuestra tradición fue por muchos años, (al menos desde los tiempos del presidente Lázaro Cárdenas, hasta los de López Portillo) un país identificado con las naciones atacadas injustamente por quienes pretendían imponer por la fuerza sus intereses, atacando y lastimando a los más débiles; en cuanto a los apoyos brindados a los países de Centroamérica y de Latinoamérica, ante las acciones imperialistas de EU, debemos recordar las actuaciones de los gobiernos de Adolfo Ruiz Cortines (en apoyo al gobierno legítimo de Guatemala en 1954), de Adolfo López Mateos (al de Cuba en 1961), de Luis Echeverría (al de Chile en 1973) y de José López portillo (apoyando a los sandinistas en Nicaragua, 1980); si bien algunas de estas acciones resultaron inocuas, al menos dos de ellas, tuvieron consecuencias positivas importantes para los países de Latinoamérica, que vieron a México como un país hermano y defensor durante la mayor parte del siglo XX. Con la llegada de Carlos Salinas nuestro gobierno terminó alineándose con los intereses estadunidenses, desconociendo que nuestra historia estaba ligada en esencia a Latinoamérica y abandonando a su suerte a los países pequeños y débiles de Centroamérica y el Caribe (recordamos así a Vicente Fox, ordenándole a Fidel Castro comes y te vas
), el colmo fue desde luego las reiteradas posiciones del gobierno de Peña Nieto, como mayordomos del actual presidente estadunidense. Por ello considero que, si queremos volver a tener la confianza y las relaciones que llegamos a tener en el pasado, tenemos que afrontar ahora nuestra responsabilidad, apoyando a nuestro gobierno actual a recuperar nuestra imagen y la confianza de los países latinoamericanos, uniendo nuestros esfuerzos a los de los actuales gobiernos centroamericanos.