oscú. que en la capital de Rusia –en invierno, obvio– hace muchísimo frío no es novedad, pero sorprende que lo que se añora esas largas noches de montañas de nieve y congelada imaginación sea para muchos moscovitas, en estos primeros días de junio, más un terrible cataclismo que un motivo de alegría.

Las autoridades urbanas –quizás curadas de espanto con los estragos, incluidas centenares de muertes de los más débiles, que causó el calor extremo en 2010, ciertamente agravado con los incendios forestales que calcinaron el perímetro metropolitano– lanzaron la voz de alarma: va a caer sobre Moscú en los próximos días, según los meteorólogos, una ola de calor tropical que requiere tomar medidas para sobrevivir y no morir deshidratado.

Durante una semana se pronostican temperaturas que preocupan a la alcaldía de Moscú, la cual recomienda a ancianos y niños no salir a la calle, reducir al mínimo los esfuerzos físicos, ventilar con frecuencia las habitaciones y vestir ropa ligera de colores claros, así como ponerse gafas de sol, sombreros y usar sombrillas para protegerse de los rayos solares. Los expertos –para que no queden cabos sueltos– insisten en que hay que beber al menos un litro y medio de agua al día y, en la comida, sustituir la carne grasosa con pescado y verduras.

Para los moscovitas que no pueden permitirse instalar equipos de aire acondicionado en sus casas –la mayoría abrumadora–, las autoridades informan que decidieron abrir locales para refrescarse, en los centros de atención ciudadana y sus filiales (salones de actos, comedores, etcétera), dotados de aire acondicionado, donde las familias y sus hijos pequeños, los mayores y los minusválidos podrán protegerse del calor de 9 de la mañana a 8 de la noche. Lo malo es que tienen capacidad sólo para un máximo de 9 mil personas en una ciudad y zona conurbada de 17 millones de habitantes.

Y todo eso para soportar siete días seguidos en que Moscú tendrá una temperatura que, de media, rondará los 32 grados centígrados sobre cero, más o menos como muchas ciudades mexicanas en invierno.

Juan Pablo Duch Corresponsal