Representantes de organizaciones de la sociedad civil lamentaron que el presidente Andrés Manuel López Obrador no haya recibido personalmente en un acto oficial el informe anual de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Señalaron que esa ceremonia –aunque quizás ya obsoleta– representa la oportunidad para que el mandantario federal en turno escuche la situación en la que se encuentran las garantías fundamentales en el país.

Confiaron en que esta negativa tenga su origen en las diferencias que hay entre el titular del Ejecutivo federal y el ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, y no en un desinterés del gobierno federal en torno al tema de los derechos humanos.

José Antonio Guevara, director ejecutivo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, aseveró que el desdén de López Obrador refleja que su gobierno no está abierto a la crítica que hacen organismos autónomos u organizaciones de la sociedad civil. Nos indica que los derechos humanos no son parte de su agenda prioritaria.

Aunque, dijo, el actual formato para presentar el informe es obsoleto, pues sólo tendría que presentarse ante el Congreso de la Unión y la ciudadanía. “El Senado nombra al presidente de la CNDH y la Cámara de Diputados es la que aprueba el presupuesto que ejerce el organismo. Es con los legisladores ante los que debe presentar el balance anual.

Bastaría una ceremonia en el Congreso de la Unión, a la que asista el Presidente de la República y el titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Posteriormente debería darse otra para la ciudadanía, en la que se informe sobre lo acontecido en un año y reitere que se trata del defensor del pueblo y lo que hace por la sociedad”.

Rocío Culebro, directora del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, consideró que es desafortunado que el mandatario federal no haya escuchado personalmente el estado que guardan las garantías fundamentales en el país.