oco más de 10 años después de su clausura por el gobierno estatal, la Escuela Normal Rural Luis Villarreal, ubicada en El Mexe, Hidalgo, fue reinaugurada, en lo que es la consecución de una de las más sostenidas y persistentes reivindicaciones regionales y una promesa de campaña del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador. Aunque no han terminado los trabajos de restauración del casco histórico del plantel, alrededor de un centenar de alumnos de nuevo ingreso toman actualmente el curso propedéutico en una telesecundaria cercana.
Más allá de la polemica coyuntural generada por la ausencia de un internado en esta nueva etapa de El Mexe, debe señalarse que la reapertura de la escuela marca un punto de inflexion en la política del Estado hacia las normales rurales, las cuales fueron blanco, en el último medio siglo, de toda suerte de acosos, campañas de descrédito y restricciones presupuestales. Creadas a partir de la segunda década del siglo pasado y caracterizadas por su estatuto de amplia autonomía y su estrecha vinculación con las comunidades campesinas e indígenas, estas escuelas se consolidaron durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.
A partir del sexenio siguiente, el Estado redujo sus presupuestos al mínimo, las sometió a una sospecha permanente y en no pocos casos procedió a la clausura definitiva. Se debilitó e incluso se criminalizó, de esa manera, un mecanismo fundamental de movilidad social para las familias campesinas y una herramienta de vinculación entre el agro y el sistema educativo.
En los dos sexenios anteriores el acoso a las normales rurales fue implacable y derivó en actos represivos injustificables contra estudiantes de las normales de Tiripetío, Michoacán, y de la de Ayotzinapa, Guerrero. Cabe recordar que dos alumnos de esta última fueron asesinados por fuerzas policiales en diciembre de 2011 y el 26 de septiembre de 2014 tuvo lugar la atrocidad de Iguala, que dejó saldo de tres estudiantes muertos, 17 heridos –dos de ellos, con secuelas graves– y 43 que a la fecha se encuentran desaparecidos.
Es una buena noticia que, tras décadas de hostilidad oficial, el normalismo rural encuentre en las instituciones una actitud propositiva.
Esta modalidad de formación de maestros adquiere un nuevo sentido en el contexto de los planes y programas –tanto los educativos como los de desarrollo agrario– del gobierno que comenzó el primero de diciembre, y la reapertura de El Mexe, además de dar satisfacción a una de las causas sociales más sentidas en la region, y de reparar una injusticia histórica, abre paso a un centro educativo en el que habrán de ensayarse nuevos modos de operación para el normalismo rural, los métodos de formación de maestros para el campo y las comunidades y, en general, las características del modelo de enseñanza para el campo.