Despojo de agua y tierras, pero nadie hace nada
asnaya Elena Aguilar Gil, mixe, escritora y reconocida lingüista, por disposición de las autoridades de su comunidad, San Pedro y San Pablo Ayutla, denunció ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre asuntos indígenas, en Nueva York, lo que dijo con todas sus letras en la Cámara de Diputados mexicana en febrero pasado: su pueblo no tiene agua potable porque el 5 de junio de 2017 grupos armados los despojaron de su manantial y destruyeron la infraestructura hidráulica.
¿Puede una cultura sobrevivir sin agua? No. Pero parece que a nadie importa, pues el gobierno de Oaxaca encabezado por Alejandro Murat Hinojosa ha actuado con negligencia, ineficacia y/o complicidad con quienes les han arrebatado el vital líquido. La Cámara de Diputados tampoco movió un dedo y por eso estos días llegó el caso a la Relatora Especial sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, por la violación colectiva del derecho humano de acceso al agua cometido en agravio de toda la comunidad de Ayutla.
El gobierno de Murat se ha limitado a organizar un diálogo infructuoso con los agresores, quienes también han despojado de tierras a los comuneros, en un clima de violencia en el han asesinado a Luis Juan Guadalupe, han lesionado con armas de fuego a siete personas y han secuestrado a cuatro mujeres, todo lo cual ha sido denunciado sin que haya ninguna respuesta.
Los funcionarios de la Secretaría General de Gobierno del estado de Oaxaca han orillado a las autoridades de Ayutla a negociar con esos grupos violentos el acceso al agua a cambio de que Ayutla ceda las tierras que le han sido despojadas
, exponen los mixes en el expediente entregado a la relatora de la ONU.
En el Año Internacional de las Lenguas Indígenas se escuchó la mixe hace dos meses en la Cámara de Diputados. Nada cambió. Es la tierra, el agua, los árboles los que nutren la existencia de nuestras lenguas. Bajo un ataque constante de nuestro territorio, ¿cómo se revitalizará nuestra lengua? Nuestras lenguas no mueren, las matan. El Estado mexicano las ha borrado. El pensamiento único, la cultura única, el Estado único, con el agua de su nombre, las borra
, dijo Yasnaya Elena Aguilar Gil.