Colombo. El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó este martes los atentados del Domingo de Pascua contra iglesias y hoteles en Sri Lanka que provocaron más de 320 muertos, entre ellos 45 menores, en los ataques más letales perpetrados en una década en el país insular.

Los atentados fueron aparentemente en represalia por la reciente matanza en dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, perpetrados por el supremacista blanco Brenton Harrison Tarrant el pasado 15 de marzo, que se saldó con 50 muertos, informó Ruwan Wijewardene, ministro de Defensa y portavoz del gobierno esrilanqués.

La agencia de noticias Amaq, vinculada con el EI, que es liderada por Abú Bakr al Baghdadi, publicó que el grupo yihadista aseguró que los atentados del 18 de abril fueron perpetrados por combatientes de Estado Islámico contra ciudadanos de los países de las coaliciones y cristianos de Sri Lanka.

El mensaje del EI llegó después de que el gobierno de Sri Lanka atribuyó al grupo islamita local National Thowheet Jama’ath (NTJ) con el apoyo de una red internacional, la autoría de las seis explosiones simultáneas en iglesias y hoteles del país la mañana del domingo, y las dos explosiones por la tarde cerca del zoológico nacional y de un suburbio de esta capital.

Wijewardene culpó a la debilidad del aparato de seguridad de Sri Lanka por no evitar los atentados, a pesar de que habían sido alertados por agencias internacionales de inteligencia sobre los planes de ataque del NTJ y su líder Zahran Hashmi.

El primer ministro Ranil Wickremesinghe informó que las agencias de seguridad vigilan a ciudadanos de Sri Lanka que se integraron al EI y volvieron al país, y advirtió que es posible que se cometan más atentados.

El portavoz de la policía, Ruwan Gunasekara, indicó que 40 sospechosos han sido arrestados.

Dos esrilanqueses, hijos de un rico comerciante musulmán de especias, figuran entre los atacantes suicidas del NTJ que se hicieron estallar en los hoteles Shangri-La y Cinammon Grand Hotel, revelaron funcionarios.

El gobierno de Sri Lanka emprendió acciones para prohibir en el país el uso del burka y el niqab, ya que tras interrogatorios de sospechosos se apunta a la elevada implicación en los ataques de mujeres que escaparon vestidas con velos islámicos.