20 de abril de 2019     Número 139

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Lo que promovemos a través
de los tianguis orgánicos


Ameyalli - Centro Alter-nativo 01.

Luis Eduardo Pérez Llamas

La producción agroecológica ha crecido gracias a proyectos como el Tianguis Ameyalli Alter-nativo, la cooperativa Mawi, entre muchos otros. Los pequeños ranchos agroecológicos que por décadas penaron por realizar sus cosechas –recurriendo sistemática y creativamente al procesamiento- lograron consolidarse a través de los tianguis alternativos donde pudieron incrementar sus ventas y su distribución. Al mismo tiempo se incentivó la creación de nuevos centros de producción agroecológica (y orgánica, en algunos casos). Si bien al principio utilizaban sólo una porción –mil, dos mil metros cuadrados- de su parcela para este tipo de producción, después de casi dos décadas de la existencia, sobrevivencia y expansión de los tianguis alternativos hoy los pequeños productores ya utilizan la mayor parte de sus parcelas (una, dos o tres hectáreas… y en algunas ocasiones más).

Efectivamente, la producción creció, y con ello todas las actividades que trae consigo: producción de composta –y demás insumos naturales- para mejorar el suelo, especialmente su microbiología; reforestación con árboles frutales, arbustos y plantas emblemáticas como el maguey, el nopal, etc., que sirven como bordos para retener el agua y enriquecer el suelo; producción de semillas e incremento de la biodiversidad de cultivos y de flora silvestre; siembra y cosecha de agua; incremento de la fauna, entre otros. Hay ranchos agroecológicos emblemáticos o comunidades enteras que han implementado este tipo de prácticas. Así, tenemos logros tan espectaculares como el de que una comunidad que a principios de los años 80 del siglo pasado produjera no más de una tonelada de maíz por hectárea, pasará  a producir hasta 6 toneladas por hectárea –por lo que recibió el premio estatal de productividad en Tlaxcala en el 2009-; cómo también el que en una parcela de una hectárea se lleguen a recoger hasta 27 variedades de productos –entre granos, frutas, hortalizas, etc.- o más. O aquel extraordinario caso donde en un área aproximada de 3 hectáreas se llegan a cultivar alrededor de 500 variedades de plantas al año, en medio de un bosque de niebla de poco más de 10 hectáreas que alberga alrededor de 2,500 variedades de plantas, árboles y arbustos. Una verdadera sinfonía de lo vivo.


Ameyalli - Centro Alter-nativo.

Estas prácticas agroforestales y pecuarias alternativas presentes en cualquier granja agroecológica son fruto de una larga resistencia. La degradación de la ecología que el desarrollo industrial capitalista provoca, particularmente en el ámbito agropecuario forestal, rápidamente encontró oposición. Desde entonces –paralelamente a la expansión de la agricultura industrial- se entretejen luchas que resisten los embates antiecológicos del sistema moderno. A lo largo de la historia reciente se repiten los encuentros regionales entre actores rurales, tanto a nivel nacional como internacional. Actores rurales en el amplio sentido del término –campesinos indígenas, científicos e intelectuales campesinistas y ecologistas-  que construyen a contracorriente, a partir de preservar y rescatar los saberes acumulados milenariamente, entretejiéndolos con el saber científico comprometido social y ambientalmente, hasta lograr esbozar una fuerza productiva campesina mundial que armoniza la acción humana con la naturaleza.

El mundo se encuentra salpicado de experiencias rurales alternativas. La Vía Campesina es una muestra de la fuerza organizativa del mundo rural. Para hacer valer  la gran potencia que implica la fuerza productiva campesina mundial es necesario que nos reconstituyamos en nuestros lazos comunitarios. Nuestras pequeñas experiencias de tianguis alternativos son, al final de cuentas, un pequeño ejercicio en esa dirección. Se trata de experiencias de autogestión de un punto de venta común, pero también de intercambio de conocimientos, de semillas, de materias primas, de solidaridad, de dificultades y conflictos y de convivencia misma. Porque además es punto de encuentro y de autogestión que involucra a los propios consumidores. Somos espacios de conexión directa productor-consumidor y la actitud activa es mutua, lo que nos convierte en pequeños núcleos autogestivos, aunque sólo sea en una pequeña medida. Compartimos un mismo compromiso: restablecer nuestra salud y la del planeta.

Somos fuerza viva de trabajo, que al tiempo que generamos nuestras propias ocupaciones, estamos construyendo un nuevo estilo de vida, donde todo lo vivo nos es entrañable. Por ello, también, nuestros espacios son centros de formación, de sensibilización, de encuentro,  convivencia y cultura… de música, arte y fiesta.•

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