Sin recursos no pueden funcionar
Domingo 14 de abril de 2019, p. 26
Creados en los años 70 del siglo XX para impulsar la cobertura y permanencia en la educación básica en comunidades aisladas y en condiciones de pobreza, principalmente indígenas, los albergues escolares –hoy casas y comedores del niño indígena–, han ido desapareciendo denunciaron maestros de Guerrero, Chiapas y Oaxaca.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas –actual Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas– hasta 2015 se reportaban mil 63 albergues y comedores indígenas donde se atendía a más de 60 mil alumnos en 21 estados, cifra que se redujo a 59 mil beneficiados para el último trimestre de 2018.
La comisión destaca que el año pasado se aprobaron mil 322 millones de pesos para el Programa de Apoyo a la Educación Indígena (PAEI) creado en 2014, pero se redujo a mil 270 millones de pesos para su distribución en 906 casas y 153 comedores del niño indígena.
Entre los estados con el mayor número de niños y adolescentes albergados, destaca Oaxaca, donde se atiende a 12 mil 825 menores, en 210 casas, pero únicamente se canalizaron recursos a 49 comedores; le sigue Chiapas, con 8 mil 672 beneficiados en 127 casas del niño indígenas y 18 comedores con financiamiento; en el caso de Guerrero, se atienden a 5 mil 765 alumnos en 99 casas, pero sólo reporta un comedor.
En entrevista por separado, los docentes señalaron que no sólo enfrentan el abandono de la infraestructura y el equipamiento, también la asignación de un presupuesto raquítico que contempla entre 30 y 40 pesos diarios para garantizar las tres comidas de los alumnos, por lo que son los padres de familia los que tienen que completar con lo que pueden la comida de sus hijos
.
José Domingo, profesor indígena del municipio de Ocosingo, Chiapas, destacó que los albergues permiten que los niños más po-bres puedan tener una oportunidad de seguir en la escuela al tener un lugar donde permanecer de lunes a viernes, y con un servicio de comedor, pues muchos tienen que caminar entre dos y cinco horas para llegar a la escuela, por eso se quedan en el albergue y los maestros se van rolando su cuidado, que debe ser día y noche
.
En Guerrero, profesores de la Montaña Alta y la Costa Chica, señalaron que las condiciones de inseguridad “también son un factor que está golpeando a los albergues y a los maestros que los atienden. Hay zonas adonde simplemente no puedes entrar. En Oaxaca, destacaron profesores de educación indígena, los recursos asignados para que subsistan también son insuficientes.
Señalaron que las condiciones de inseguridad afectan a muchas comunidades indígenas, donde incluso se está dando el fenómeno de los desplazados. Familias enteras abandonan sus comunidades y los niños y adolescentes indígenas son los que resultan más afectados
. Los docentes recordaron que los albergues escolares tuvieron un espíritu distinto al que hoy opera, porque era muy importante fortalecer la formación comunitaria, porque cuando estás en la sierra o en la selva, y tardas siete horas en llegar a la comunidad, es muy importante aprender a trabajar en equipo, y eso poco a poco se está perdien-do
, advirtieron.