El sociólogo y economista Carlos Aguirre Rojas considera que la petición del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al rey Felipe VI de España para que pida perdón por los agravios de la Conquista ‘‘es una medida para reposicionar a México en el ámbito latinoamericano y mundial, sin confrontarse con Estados Unidos”.

El autor de varios estudios acerca del levantamiento zapatista de 1994 explica que la polémica declaración tiene que ver, principalmente, con la política exterior del gobierno mexicano ‘‘por la actitud que se ha tenido hacia los desplantes de Estados Unidos y las acciones unilaterales de Donald Trump al renviar aquí a los migrantes que piden asilo en su país y hacer que México los acoja, los alimente y los guarde en su territorio mientras se realizan los juicios para decidir si les dan asilo.

‘‘Esa actitud de convertir a nuestro país en una especie de tapón o esponja que absorba la migración centroamericana para evitarle problemas a Estados Unidos es una imposición y ha dejado muy mal a México en el terreno internacional, pues rompe con su tradicional postura independiente y soberana en política exterior frente al país del norte, por supuesto rota desde los tiempos de Vicente Fox”. El investigador opina que es un error que ‘‘en lugar de tener una actitud firme y negarse a caer en los juegos de Trump con sus tonterías del muro, se plantee un perdón de España por lo acontecido hace 500 años.

‘‘Está fuera de lugar, sobre todo porque el gobierno de México es el que tendría que hincarse y pedirle perdón al Congreso Nacional Indígena y a los pueblos indígenas porque no se ha movido un dedo para detener el proceso de varios lustros de despojo de sus tierras por mineras canadienses, estadunidenses y europeas.

‘‘Tampoco se ha propuesto ninguna salida inteligente para resolver el problema en Chiapas; las exigencias del Ejército Zapatista de Liberación Nacional siguen vigentes y cumplieron ya 25 años.

‘‘Eso de querer reivindicar a los indígenas de hace 500 años y estar marginando, ignorando y consintiendo de manera cómplice que se agreda, despoje y reprima a los pueblos indígenas actuales es un contrasentido y un absurdo”, concluye Aguirre Rojas.