Pulque, que rico el pulque,/ pulque que rico, eh eh eh, así, trastocando el estribillo de ese himno perezpradiano, se festejó el noveno aniversario de la pulquería Los Insurgentes.

Pulque y baile –mezcla que demostró que sí combina– convocaron a un buen número de bebedores del blanquecino (en su estado natural) néctar en el Salón Los Ángeles para celebrar el cumpleaños de la ya popular pulcata de la tan en boga colonia Roma,

Desde temprano comenzó el desfile de habitúes por la histórica catedral del baile en la que se habilitó una barra para el despacho del tlachicotón, pues el bailongo dio comienzo temprano con la advertencia de que acabaría por ahí de las dos de la madrugada.

El binomio pulque-baile a los jóvenes podría parecerles nuevo, pero los viejos de la comarca aseguran que no es así, que en los rumbos de la Guerrero hubo varios expendios de la bebida a la que le hace falta un grado para ser carne.

Mónica (la Reina Andina), Míster Bikini, La Redada, Fauna, agrupación argentina, y el Luis Molina trío, animaron el cotorreo en las primeras horas, cuando los parroquianos empezaron a deleitarse con los curados tradicionales: apio, piña, tomate, uno arenoso que dijeron era de avena, o con el de la casa, el Insurgentes, combinación de varios y el cual se está colocando en el gusto de los asiduos, según Álvaro Ureña creador, junto con Carlos Martínez Rentería, del concepto que hace buena mezcla de pulque y arte, el cual prevalece en el expendio.

Siete damas, ataviadas con lo que en la prehispanidad podría ser un taparrabo y que hogaño denominan tanga, asombraron al aparecer con el cuerpo pintado detalladamente de alegorías precolombinas, ágaves incluidos. Eran las diosas mayahuel, a las que rinde pleitesía quien bebe neutle.

A Ariadna Jiménez le tocó representar el curado de apio. Entre cinco y seis horas le tomó a Ricardo Laocante recorrer pincel en mano la anatomía de esta deidad, que pese al calor del baile no perdió detalle alguno de su paisaje corporal.

Ya con algunos tornillos en el sistema circulatorio, la concurrencia se entregó de lleno a lo que los Reyes del Mambo, herederos del gran Dámaso Pérez Prado, Cara de Foca, y la auténtica Sonora Dinamita entregaron.

En la pista , Mario Morales González, un tallista de madera y escultor, que los martes imparte cátedra de cuanto género bailable ahí se toca, asombró a los recién ingresados con sus habilidades, mientras Miguel Nieto dio a conocer que Los Ángeles procurará mantener viva la cultura del pachuco, que no sólo es de atuendo, sino también de forma de vivir, con un baile alusivo el 27 de abril.