La escasez de agua en las ciudades y su creciente demanda está provocando deudas entre los distintos estados de la República en un sistema de abasto y distribución del líquido ineficiente e insostenible, por lo que hay que buscar soluciones en plantas de reciclamiento y potabilización, indicó el ingeniero ambiental y oceanólogo Roberto Ortiz, en entrevista con La Jornada. “Cada vez que necesitamos más agua se la estamos quitando –mediante los distintos sistemas de abastecimiento de la Zona Metropolitana del Valle de México (ente ellos el Cutzamala)– a regiones donde se produce gran parte de nuestros alimentos.

¿Por qué no vemos la oportunidad económica, de negocio y creación de empleos que dejaría reciclar el agua que ya está dentro del sistema municipal? Ya se pagó el bombeo desde la zona de extracción y la subcecuente potabilización. Al reutilizarla puede estar al alcance de todos y más barata. Esto con los debidos controles para garantizar la calidad del agua potable. La forma de hacer las plantas suficientes es concesionarlas a particulares que deberán cumplir cuotas de calidad, presión, abasto, generación de empleos y otros requisitos. Gana el gobierno, gana la iniciativa privada y gana la población, puntualizó.

Ortiz ha fungido como director de Recursos Naturales y Desarrollo Rural en la alcaldía de Tlalpan; de Desarrollo en Aguas Tratadas de Iztacalco; como director de Ecología de Zitácuaro y catedrático.

Afirmó que la solución está en dejar de privilegiar el agua de primer consumo y hacer uso de la ingeniería ambiental y tecnología, que ya se usan en el país, para potabilizar el líquido y reciclarlo para distintos usos, incluso para el consumo humano.

Destacó: “Hay que reutilizar porque existe en ello un beneficio económico, ambiental y social. Integrando el desarrollo social y económico sin el deterioro del ambiente, garantizando la oportunidad de desarrollo a generaciones futuras.

Estamos metiéndonos en un problema de escasez por falta de información a nivel gobierno, sociedad y academia. Los investigadores son quienes deberían estar apoyando la parte técnica para la solución de problemas como este. Lo más triste es que la tecnología es ya muy conocida y hay muchas empresas que pueden ponerse a tratar y potabilizar. Muchos empresarios podrían ayudar al gobierno a satisfacer todas las necesidades relacionadas con el líquido, no sólo la distribución y el acceso, sino la presión del agua, opinó el experto.

Ortiz se refiere a conflictos entre Tamaulipas y Nuevo León que estallaron hace unos 15 años por el agua. Incluso México tenía una deuda hídrica con Estados Unidos que hasta hace poco pudo ser pagada.

“El agua empieza a ser escasa y la gente la quiere defender sin buscar alternativas. En el sistema de conducción de Ciudad de México se dice que hay pérdidas de más de 50 por ciento del líquido. ¿Y dónde se queda? ¿Se filtra al subsuelo? Esto nos marca una doble injusticia: le quitamos el recurso natural a nuestros vecinos, luego lo perdemos y no se lo damos a la ciudadanía.

“La normativa desde 1994 obliga a las empresas y las ciudades a tirar límites máximos de aguas residuales a los cuerpos de agua nacionales y Conagua está obligada a multar a cada ciudad, municipio o empresa por no cumplir. El Valle de México, según el último dato, tenía 22 plantas de tratamiento; pocas operadas por concesión, pero la mayoría gestionadas por el mismo sistema.

Si juntamos todo el flujo que se puede tratar, son 8 mil 300 litros por segundo, de los 50 mil litros por segundo; aun considerando la planta de Atotonilco, seguimos dejando sin tratar 12 mil litros por segundo. Pero muchas de esas plantas están trabajando a 50 por ciento de su capacidad técnica indicó.