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Las luciérnagas no vuelan, ópera infantil con fuerte mensaje de género e igualdad

La historia muestra a los niños que está bien quejarse, que no deben resignarse: Catalina Perea, actriz

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▲ Para el montaje se eligió la ópera porque es rara y a los más pequeños les fascina.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de marzo de 2019, p. 3

Las luciérnagas hembras no vuelan, permanecen a nivel de suelo esperando a los machos. Es una ley de la naturaleza, pero Lucía es una luciérnaga hembra que se rebela y, aunque sus alas son pequeñas, ella quiere volar, entonces deja a su papá, una luciérnaga que es sastre, y emprende un viaje en el que terminará no sólo descubriéndose a sí misma sino a otros mundos con leyes diferentes.

Es la ópera para niños Las luciérnagas no vuelan, que comenzó temporada ayer a las 12:30 horas en el teatro El Granero, del Centro Cultural del Bosque. El libreto es de Pedro García y Catalina Pereda, quien interpreta a Lucía, y la música es de Jomi Delgado. Cuenta con las actuaciones de Lydia Rendón, Ulises de la Cruz y Alejandro Márquez, además de un ensamble instrumental y un pequeño coro.

Esta es la segunda de una serie de óperas infantiles dedicadas al universo de los insectos: la primera fue Apoidea, que hablaba acerca de los ciclos de vida de una abeja reina.

Las lecturas de esta ópera portátil son múltiples: ser mujer, niña/preadolescente, ser diferente. Las condiciones de las mujeres en el país son muy desfavorables. Las leyes impuestas por la sociedad muchas veces no juegan en su favor, porque no la contemplan con sus condiciones, sus derechos, de la misma manera que a los hombres, dijo el compositor Jomi Delgado en conferencia de prensa.

“La diferencia aquí quizás es que el universo de Lucía es uno que no tiene una moral, no hay bien ni mal, sino condiciones implacables, y de pronto la carencia de Lucía podría ser la misma de otras luciérnagas, similar a que las luciérnagas machos no tienen cierto químico con el que pueden aparearse con las hembras, es otra especie de luciérnagas; o los zánganos, que al momento de aparearse con la abeja reina se les rompe el abdomen y mueren... las mantis que se comen a sus maridos.

En fin, el mensaje es universal en el sentido de que las imposiciones de la naturaleza son distintas a las impuestas por una sociedad que favorece más al hombre.

El escritor Pedro García dijo que la naturaleza nos trajo ese conflicto interesante, y la idea responde un poco a cómo poder combatir la tragedia: la imaginación. Si podemos imaginar otros mundos posibles, un mundo en el que volamos, entonces es posible. Sin lugar a duda hay un mensaje de igualdad, cuestión de género, la historia responde arquetípicamente a eso.

Sin embargo, se puede leer de distintas maneras, agregó Catalina Perea, soprano, actriz y escritora.

“Nos interesó también por eso de no resignarse. Tiene un mensaje de género fuerte, pero también puede entenderse como el empoderamiento de cualquiera que sea diferente”.

El tema, añade Pereda, es “absolutamente esencial, seas niño, niña, hombre, mujer. Está el mensaje de decir: ‘si tienes un deseo y es genuino y sientes que hay una injusticia, quéjate, está chido quejarte, te vas a encontrar con barreras, pero hazlo’.

“Nos interesaba, con estos mundos distintos la abeja reina es un régimen monárquico y sigue sus leyes, la mosca es anarquista–, enseñar a los niños que se van a topar con situaciones y leyes distintas, que no quiere decir que son mejores o peores”, añadió la cantante.

Lo hacemos a través de la ópera porque nos dimos cuenta de que en los más chiquitos no hay expectativa o prejuicio. La ópera es rara y a ellos les fascina, se les puede llegar de una forma no racional, sino a través de la música. Nos interesa hacer un híbrido entre ópera y teatro.

La temporada de Las luciérnagas no vuelan, breve ópera luminosa termina el 2 de junio. Las funciones son sábado y domingo a las 12:30 horas en el teatro El Granero, del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).