Aun cuando el trasplante de riñón es el procedimiento médico más común y tiene altas probabilidades de ser exitoso, la realidad es que todavía hay una lista muy larga de pacientes receptores, indicó Pedro Trinidad Ramos, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El académico expresó que la espera de ese órgano se debe a diversos factores, entre ellos, un insuficiente número de donaciones y la falta de más unidades médicas de alta especialidad que realicen este procedimiento médico, además de que no todos los pacientes son compatibles con el riñón implantado.

En el Día Mundial del Riñón, que se conmemoró ayer, la UNAM destacó que, de acuerdo con el más reciente informe del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), de 2010 a 2018 el número de trasplantes aumentó 24 por ciento, al pasar de 2 mil 443, a 3 mil 48. No obstante, son 15 mil 72 los receptores en lista de espera.

Trinidad Ramos señaló que 95 por ciento de los riñones trasplantados funciona de manera adecuada y la sobrevida de este órgano rebasa cinco años, lo que se considera un éxito.

Prevalencia

Los pacientes con insuficiencia crónica renal (IRC) –última etapa de la enfermedad– son los principales receptores, y su prevalencia es de alrededor de mil enfermos por cada millón de habitantes, es decir, 120 mil, subrayó el también médico del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

El riñón es un órgano cuya forma asemeja a un frijol, tiene el tamaño de un puño; son máquinas de procesamiento que a través del filtrado mantienen la sangre limpia y químicamente equilibrada.En condiciones normales, filtran 120 mililitros de plasma (un componente de la sangre) por minuto, explicó el especialista del IMSS.

La única forma de responder a esta afección es evitar las causas que la provocan, dijo, por lo que se deben toman medidas preventivas contra la diabetes, obesidad, sobrepeso, hipertensión y tabaquismo, así como llevar un régimen alimenticio en el que se equilibren las proteínas, el colesterol y el ácido úrico, concluyó el académico universitario.