Grupos ciudadanos protestaron ayer en Monterrey, Nuevo León, frente al palacio de gobierno, contra las alzas a los impuestos vehiculares aprobadas hace dos semanas por diputados locales, y por la pretensión del gobernador, Jaime Rodríguez Calderón, de incrementar las tarifas de transporte público.

Bajo vigilancia policiaca, los manifestantes se colocaron en el cruce de las calles 5 de Mayo e Ignacio Zaragoza, donde incitaron a los automovilistas a tocar el claxon en señal de protesta. “¡Ni un peso más al Bronco! ¡Ni un peso más a los diputados!”, gritaban los ciudadanos.

Integrantes de la organización no gubernamental Únete, Pueblo, encabezados por Rocío Montalvo, pasaron la noche del lunes fuera de palacio de gobierno para ser atendidos por el mandatario, pero apenas el martes los atendió el secretario general de Gobierno, Manuel González.

Rocío Montalvo detalló que se exige no aplicar la propuesta de aumento a las tarifas de Metro, taxis y autobuses urbanos. Un rotundo no a cualquier tipo de aumento porque los transportistas no han cumplido con los compromisos establecidos en 2013 de mejorar la calidad de las unidades. Que se cancele lo ya publicado sobre el aumento al transporte público, por la inconstitucionalidad en que incurrieron los coordinadores de las bancadas al publicar un acuerdo que no se votó en el pleno (del Congreso), explicó.

En Tepic, Nayarit, estudiantes y ciudadanos se inconformaron con los incrementos de entre tres y cuatro pesos a las tarifas del transporte público. Argumentaron que los concesionarios dan un pésimo servicio, por lo que el aumento no se justifica.

Debo tomar hasta cuatro camiones al día. Llevo a mis hijos a la escuela, regreso, vuelvo a ir... Imagínese en cuánto me va a salir el día; además, ni buen trato dan y las unidades están sucias y no tienen asientos ni timbre. No se merecen ni un peso, señaló una de las manifestantes, María Indira Castro.

Por su parte, el legislador estatal Jorge Ortiz, del Partido del Trabajo, expresó que un incremento de tres o cuatro pesos no es justo para el bolsillo de ningún usuario, ya que quienes más utilizan esta forma de transporte son quienes menos recursos económicos tienen.

Los concesionarios argumentaron que lo que cobran no les alcanza para pagar combustible, refacciones y otros gastos.