Participó en tres secuestros
El ex portero de 42 años fue detenido desde enero de 2012
Miércoles 9 de enero de 2019, p. a10
Monterrey, Nl., Omar Gato Ortiz, ex portero profesional, fue condenado a 75 años de cárcel como responsable de participar en tres secuestros, entre ellos el de una menor de edad. El ex jugador de 42 años sólo purgará 60 de de los que fue sentenciado, porque es el máximo que permite la ley en Nuevo León.
Otras dos personas identificadas como Luis Alberto y César Acosta fueron condenados a 75 y 70 años, respectivamente, todos están recluidos en el Cereso de Cadereyta.
Hace siete años exactos, el 7 de enero de 2012, el Gato Ortiz fue detenido acusado de seleccionar a las víctimas que serían secuestradas, aprovechando los círculos en los que se desenvolvía por su fama de futbolista profesional.
El modo de operar de la banda con la que se le asocia, aprovechaba la popularidad Ortiz, quien se ganaba la confianza de las víctimas, generalmente mujeres, para obtener información y secuestrarlas, a ellas directamente o a algún familiar.
Antes de que saltara a los titulares aquella noticia, Ortiz estuvo implicado en un escándalo relacionado con dopaje, por el que fue suspendido un par de años en 2010.
El portero, quien debutó con el Atlante en 1997 y defendió las redes de Monterrey, Jaguares, Celaya y Necaxa, tenía un aspecto imponente, con una musculatura muy desarrollada. En 2010, fue suspendido al dar positivo en unas pruebas antidopaje, donde presentó rastros de dos sustancias prohibidas en el deporte, utilizadas para el desarrollo de la masa muscular y fuerza. El 10 de mayo de ese año fue castigado con un par de años de inactividad.
El Gato no volvió al futbol, pues en abril de 2012 terminaría su sanción, pero fue detenido en enero e inició su proceso por el delito de secuestro agravado, por el cual no tiene derecho a reducir la pena.
Durante el proceso, el ex portero ofreció algunas entrevistas en las cuales aseguraba ser inocente. En una de ellas incluso mostraba cómo era la vida cotidiana dentro del penal Cadereyta. En las charlas insistía en que las pruebas eran débiles y que todo se sustentaba en declaraciones extraídas con tortura física y sicológica.
En momentos de confesión, Ortiz dijo que le dolía más el proceso que vivió por el dopaje que las acusaciones de secuestro, pues según contó en el primer caso sí asumía su responsabilidad.
Me dolió más el dopaje, porque todo se me derrumbó en aquellos días
, confió; porque sí hice algo
.
Relató en aquellas entrevistas que después de varios exámenes que le realizaron en México, donde no aparecían resultados positivos, lo hicieron confiarse. Pero fue tras viajar con Monterrey a Colombia para participar en la Copa Libertadores, cuando la Conmebol notificó que había dado positivo.
Relataba cómo había cambiado su vida desde que estaba en prisión. Lamentaba, sobre todo, el aban-dono de gente que había sido muy cercana en sus momentos de éxito deportivo.
Durante los años del proceso, Ortiz fue lesionado durante un motín que estalló en el penal de Cadereyta, Nuevo León, donde se reportaron cuatro muertos.
El desenlace ocurrió siete años después: un juez penal lo ha condenado por su participación en una banda de secuestradores, con una pena que de cumplirla dejaría la prisión con 95 años de edad, si se consideran los que ha estado recluido.