Opinión
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Apuntes Postsoviéticos

Reiterada advertencia

P

oco antes de bajar la cortina en el quehacer político local por la tradicional y prolongada pausa de fin de año –ocho días feriados consecutivos, los primeros de este 2019 recién iniciado–, el presidente Vladimir Putin hizo una reiterada advertencia a quienes pretenden obtener ventajas unilaterales y romper el equilibrio estratégico, lo cual podría, en una perspectiva de largo plazo, afectar la seguridad nacional de Rusia.

Así se interpretó –como respuesta a la intención proclamada por Estados Unidos de abandonar cruciales acuerdos de desarme nuclear, que reducen pero distan de eliminar el irracional potencial de destrucción de sus arsenales–, el subliminal mensaje navideño que Moscú envió a Washington: una prueba exitosa de un nuevo misil hipersónico.

Denominado Avangard (Vanguardia), este misil puede superar la velocidad del sonido hasta un máximo de 20 veces, es mucho más eficaz que los misiles balísticos intercontinentales con trayectorias calculables, y, por sus constantes cambios de rutas de vuelo hasta impactar en el blanco, resulta invulnerable frente a cualquier escudo antimisiles como el que EU está levantando en Europa, cerca de la frontera rusa.

Los constructores de armamento rusos –formados en la escuela de los geniales físicos e ingenieros de la época soviética– dieron un paso adelante en materia de misiles hipersónicos, capaces de recorrer miles de kilómetros en cuestión de minutos sin ser detectados; los chinos casi los alcanzan y los estadunidenses, que este año gastarán 23 mil millones de dólares en mejorar su arsenal nuclear, no tardarán en hacerlo.

Estados Unidos, tan sólo en 2019, va a gastar 35 veces más que Rusia en lo referente a investigación y diseño de nuevas armas, mientras la diferencia en la dotación de sus ejércitos con armamento será de ocho veces.

Garantizar el equilibrio estratégico cuando el presupuesto militar de Rusia, este año, es 15 veces más bajo que el de Estados Unidos sólo es posible con medidas asimétricas o blandiendo armas que no tienen los eventuales enemigos, pero todo va a depender de qué medidas adopte el adversario para contrarrestarlo y volver a adelantarse, desatando una carrera armamentista que implica el riesgo de hundir a Rusia en una debacle económica como la que aceleró la desaparición de la Unión Soviética.