En el país no existe una política nacional ni programas enfocados a proveer cuidados de largo plazo a los mayores de 60 años. Esto es necesario, ya que en los próximos 40 años ese grupo constituirá alrededor de 22 por ciento de la población en el planeta, señala el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

En la guía ¿Qué funciona y qué no en cuidados de largo plazo para personas adultas mayores?, señala que, según estimaciones, a los 60 años los mexicanos cuentan con una esperanza de vida de 22 años, de los cuales 17.3 transcurren en buen estado de salud y casi cinco viven con una o varias enfermedades o con discapacidad.

Refiere que, según datos de 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de 119 millones de mexicanos, 10.4 por ciento (alrededor de 12.5 millones) tienen 60 o más años, de los cuales una cuarta parte reside en localidades rurales. Apuntó que debe entenderse que la población mexicana acumula más discapacidad a medida que pasa el tiempo, por lo que un país con una población que envejece necesitará, muy probablemente, de cuidado y atención permanente.

Del total de 33 millones de hogares, 72 por ciento brinda cuidado a alguno de sus integrantes, de los cuales 14.3 por ciento son personas de 60 o más años y 11.6 por ciento padecen alguna enfermedad crónica o temporal o sufren alguna discapacidad.

Precisa que los cuidados de largo plazo para adultos mayores pueden suministrarse de manera institucional o en el hogar. Se trata de los cuidados que responden a la pérdida de autonomía de una persona, es decir, que tienen dificultades para realizar las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, lo que ocasiona una dependencia permanente de otros para poder realizarlas.

Apunta que las mujeres acumulan más carga asociada a la discapacidad, en contraste con los hombres, y los servicios de cuidado a largo plazo se deberían brindar de manera integrada, con la Secretaría de Salud como responsable. La estrategia debe plantearse con base en la realidad de provisión de cuidado en México, donde la familia es la principal fuente de apoyo, debido a que la tasa de institucionalización de esta atención es baja y no hay regulación para las instituciones que operan.

El Coneval considera que los programas de cuidado deben apoyarse en la familia, pero no debe ser el pilar primordial. Advierte que ningún país está exento de problemas, con independencia de la modalidad de subsidio público que se adopte. La realidad de México, en tanto es un país con alto nivel de informalidad en su mercado laboral y difícil recaudación de impuestos, hacen el financiamiento de cuidados de largo plazo un tema aún más complicado.