Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes un decreto que permite sancionar a autoridades nicaragüenses por la represión a protestas antigubernamentales y lo usó de inmediato contra Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa del presidente Daniel Ortega, y Néstor Moncada Lau, uno de sus principales asesores.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos indicó que Trump empleó el decreto contra Murillo y Moncada, a quienes acusa de erosionar la democracia del país centroamericano.

La medida tendrá el efecto de congelar activos de Murillo y Moncada que estén bajo jurisdicción de Estados Unidos e impedir que individuos, bancos y otras entidades del país realicen transacciones con ellos.

Más de 300 personas murieron y al menos 2 mil resultaron heridas por la represión de la policía y grupos armados en las protestas, que comenzaron en abril por los planes del gobierno para reformar la ley de seguridad social.

El sistemático desmantelamiento de las instituciones democráticas y el estado de derecho del régimen de Ortega, el uso de la violencia indiscriminada y tácticas represivas contra los civiles, así como la corrupción que lleva a la desestabilización de la economía de Nicaragua, constituyen una amenaza inusual y extraordinaria, sostuvo Trump en el decreto.

Más tarde, el gobierno de Nicaragua respondió en un comunicado que rechaza con contundencia la resolución que emitió Washington como decreto.

Un día después de que el gobierno de Nicaragua expulsó de su territorio a la dirigente del movimiento feminista Ana Quirós, la líder denunció desde Costa Rica que el gobierno asedia a los luchadores sociales porque los considera un peligro.

Le somos incómodos a Daniel Ortega, pero sobre todo a Rosario Murillo, declaró Quirós en San José.

Quirós fue expulsada la noche del lunes de Nicaragua, donde vivía desde hace 40 años, tras varias horas de detención. También le fue retirada la nacionalidad nicaragüense, que obtuvo hace 21 años.

Aseguró que el aumento de la represión contra las feministas y otros movimientos opositores son un reflejo del temor que les tiene el gobierno.