Domingo 25 de noviembre de 2018, p. 10
Los cambios en la delincuencia organizada y en su confrontación con el Estado mexicano han incrementado considerablemente los peligros de la movilidad humana. Sin condiciones reales para denunciar cuando son víctimas de abusos, los migrantes centroamericanos han sido invisibles en la sociedad mexicana, advierte la profesora-investigadora del Colegio de la Frontera Norte (Colef), María Dolores París Pombo.
La académica del Departamento de Estudios Culturales expone en su libro Violencias y migraciones centroamericanas en México un análisis sobre los vínculos entre movilidad humana, políticas migratorias, violencia y corrupción.
A lo largo del texto, la doctora en ciencias sociales advierte una aceleración de las migraciones forzadas por situaciones de violencia, guerras, megaproyectos, minería, desastres naturales o causados por el hombre. Frente a ello, expone, las naciones de contención y destino impulsan políticas cada vez más punitivas.
Si bien expresiones como crisis migratoria y emergencia humanitaria
son divulgadas, ello no tiene un impacto real en las políticas públicas para proteger los derechos humanos de las personas en situación de movilidad.
En contraste, la investigadora observa que la percepción de una crisis exacerba el miedo entre las poblaciones arraigadas. Así, la xenofobia se ha vuelto una constante cultural y los grupos políticos de élite hacen un llamado constante a la defensa de la soberanía y a la seguridad nacional.
En 2014 se habló de una crisis humanitaria por la llegada de miles de niños, niñas y adolescentes a la frontera sur de Estados Unidos. Ante ello, las élites políticas regionales se pronunciaron –en discursos– por ver el fenómeno desde un ángulo humanitario.
Sin embargo, la especialista destaca que la mayor parte de las medidas tomadas por el gobierno estadunidense de Barack Obama no tenían que ver con la defensa o protección de menores, sino que se concentraron en el control de fronteras y los territorios en tránsito
.
Mientras, el presidente Enrique Peña Nieto planteó una estrategia que argumentaba el respeto a los derechos humanos plasmada en el Programa Integral Frontera Sur. En los hechos significó la persecución, detención y deportación sistemática de migrantes centroamericanos
, se lee en el texto.
El discurso político de la migración como una situación humanitaria cambió a la franca xenofobia con la llegada del entonces candidato republicano y hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus mensajes ultranacionalistas y antimigrantes. En ese país los migrantes se han convertido en chivo expiatorio de la extrema derecha
, indica la especialista.
En paralelo, en la República Mexicana, los migrantes parecen carecer de voto de identidad
. Ello debido a que su presencia es poco advertida tanto por los partidos políticos como por el Congreso o los medios. Frente a ello, argumenta, las redes de apoyo y solidaridad muestran la posibilidad de transformación de la comunidad simbólica
.