Los secretarios del gabinete del gobierno de Enrique Peña Nieto dispusieron de protección oficial hasta el martes por la noche.

Este servicio de seguridad constituido por escoltas y vehículos blindados se otorgaba desde la sección séptima del Estado Mayor Presidencial (EMP).

Este órgano militar, que tenía la función central de proteger y organizar las actividades del presidente de la República, desaparecerá a partir del primero de diciembre por decisión del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Tanto los escoltas de los que dispone el jefe del Ejecutivo como sus familiares y aquellos asignados a los integrantes del gabinete serán incorporados a las filas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) donde les impondrán nuevas tareas.

Ayer, la mayor parte del gabinete legal y ampliado fue convocado a Guadalajara para un acto encabezado por Peña Nieto y todos llegaron y se retiraron del hangar presidencial en un automóvil conducido por su chofer. Y nada más.

No todos los secretarios de Estado disponían del mismo número de escoltas. Variaba entre cuatro y siete por turno, alternándose cada 24 horas.

Algunos titulares de despacho consultados acerca de esta nueva situación dijeron que lo asumen como una condición natural del fin de la administración –si bien esta vez el retiro de los escoltas se adelantó algunos días– y reconocieron el profesionalismo y celo de los escoltas en el cumplimiento de sus misiones.

Hasta el momento se mantiene la seguridad, a cargo de la sección octava del EMP, que tienen tanto el presidente de la República como su familia.

Con las modificaciones al reglamento del EMP, en las postrimerías de su mandato Felipe Calderón dispuso que también contaran con guardias de protección y autos oficiales los familiares del jefe del Estado Mayor Presidencial.